La vereda Guita es un lugar donde el eco de antiguas prácticas de sanación resuena en el aire. Aquí, las mujeres curanderas, guardianas de saberes transmitidos de generación en generación, desempeñaron un importante papel en la comunidad. Sin embargo, su conexión con la naturaleza y sus rituales se convirtieron en un motivo de sospecha.Marcadas por la Iglesia Católica como peligrosas, estas sanadoras enfrentaron la persecución, siendo encarceladas junto a criminales en una prisión local.Este hecho no solo representa la represión de la sabiduría femenina, sino que también ilustra el profundo miedo que su conocimiento generaba en las estructuras de poder de la época. En medio de esta adversidad, surgió la figura mítica de Guitaca, un símbolo de magia y rebeldía. Su leyenda encarna la lucha de estas mujeres por la libertad y la preservación de sus creencias, convirtiéndose en un faro de resistencia ante el control religioso y social que intentaba silenciarlas.El conflicto entre el conocimiento ancestral y el dogma religioso, evidenciado en la persecución de las curanderas, refleja una lucha histórica que ha marcado a muchas culturas en el mundo. Al profundizar en esta narrativa, se revela una rica herencia de misticismo y resistencia que invita a la reflexión sobre el legado de las mujeres de Suesca.
Por: Evelin Salazar