Reafirmó los principios fundacionales de la OTAN y abordó la creciente amenaza de China para la seguridad euroatlántica, al reconocer a China como un “desafío sistémico”, la OTAN destaca su preocupación por las políticas coercitivas de Beijing y su estrecha colaboración con Rusia, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania.Uno de los acuerdos más significativos fue el firme compromiso con la adhesión de Ucrania a la OTAN. Este “camino irreversible” hacia la integración euroatlántica de Ucrania refleja la determinación de la alianza de apoyar a Kiev frente a la agresión rusa, la declaración final de la cumbre reafirma la solidaridad de los países miembros con Ucrania, señalando que la estabilidad y seguridad en Europa del Este son fundamentales para la paz global.La transición en el liderazgo de la OTAN, con Mark Rutte, asumiendo como Secretario General el 1 de octubre, también fue un tema destacado. Rutte, conocido por su capacidad de construir consensos, enfrenta el reto de mantener la cohesión interna de la OTAN mientras gestiona las relaciones con figuras políticas influyentes como Donald Trump y Vladimir Putin, su liderazgo será crucial en un momento en que la alianza necesita adaptarse rápidamente a un entorno de seguridad global en transformación.La cumbre resaltó la importancia de fortalecer la cooperación con los socios del Indo-Pacífico, reconociendo que los desafíos en esta región impactan directamente en la seguridad euroatlántica, la estrategia de “defensa y diálogo” con China refleja un enfoque equilibrado, manteniendo abiertos los canales de comunicación mientras se vigilan las acciones de Pekín que puedan amenazar la estabilidad global.
Por: Alfredo Vidal