Cuba sigue sumida en una profunda crisis energética, exacerbada por la obsolescencia de sus termoeléctricas y la escasez de combustible. A pesar de la reconexión de la red eléctrica tras un apagón que dejó a toda la isla sin electricidad por 22 horas, el 48 % del país quedó a oscuras simultáneamente durante el horario de mayor consumo.
En Santiago de Cuba, la segunda ciudad más grande, solo se garantiza suministro eléctrico por cuatro horas al día, mientras que La Habana sufre cortes de hasta cinco horas diarias. La estatal Unión Eléctrica (UNE) señala que la falta de liquidez para importar combustible y las constantes averías en las plantas generan un déficit de hasta el 52 % en la capacidad de generación.
Con el apoyo de China, el Gobierno cubano ha anunciado un plan para construir 100 parques solares con capacidad para generar 2.000 megavatios hacia 2031, pero los expertos advierten que estas soluciones tardarán años en aliviar el déficit. Mientras tanto, los prolongados apagones están intensificando el descontento social en un país que enfrenta una inflación descontrolada, escasez de alimentos y medicinas, y una creciente migración.
Esta situación refuerza los llamados internacionales a una inversión urgente y sostenida para renovar la infraestructura energética de la isla y garantizar un suministro eléctrico estable.
Por: Alfredo Vidal