Francia vive una nueva crisis política tras la caída del gobierno del primer ministro Michel Barnier, quien fue censurado en una votación parlamentaria histórica impulsada por la izquierda y respaldada por la extrema derecha.
La controversia surgió después de que Barnier utilizara el artículo 49.3 de la Constitución para aprobar los presupuestos de la seguridad social sin debate parlamentario, provocando fuertes tensiones políticas. En una alocución televisada, el presidente Emmanuel Macron aseguró que en los próximos días designará un nuevo primer ministro y reafirmó su compromiso de completar su mandato, desestimando los llamados a su renuncia.
Macron señaló que la moción de censura no busca construir, sino generar desorden, acusando a los extremos políticos de promover una agenda desestabilizadora. La situación pone de relieve las divisiones en la Asamblea Nacional, donde alcanzar acuerdos será un desafío para el futuro gobierno.
Mientras tanto, líderes políticos como Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon reaccionaron con mensajes polarizados, evidenciando el clima político fragmentado del país. El nuevo gobierno enfrentará la tarea de estabilizar la situación y aprobar una ley transitoria para garantizar el funcionamiento estatal en vísperas de las festividades navideñas.
Por: Alfredo Vidal