La ciudad se convierte en epicentro de enfrentamientos y demandas judiciales, mientras el gobernador Newsom denuncia una “intervención federal sin precedentes”.
El centro de Los Ángeles vive momentos de alta tensión luego de que el presidente Donald Trump ordenara el despliegue de 300 miembros de la Guardia Nacional sin el consentimiento del estado, en medio de protestas crecientes contra su política migratoria. La medida, inédita en décadas, fue calificada de “incendiaria” por el gobernador Gavin Newsom, quien anunció que California demandará al Gobierno Federal por violar la autonomía estatal.
Durante la noche del domingo y madrugada del lunes, se registraron fuertes enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes. Equipos de CNN reportaron el uso de granadas de estruendo, gases lacrimógenos y detenciones violentas por parte de la policía, mientras que algunos manifestantes incendiaron al menos dos vehículos autónomos. Toda el área del centro fue declarada zona de reunión ilegal.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, se sumó a las críticas, denunciando que el uso de la Guardia Nacional solo ha contribuido a aumentar la confrontación. Las protestas, originadas por la aplicación de nuevas directrices migratorias de la Casa Blanca, se desarrollan en un clima marcado por el histórico legado de movilizaciones en la ciudad, desde los “blowouts” estudiantiles de 1968 hasta las protestas por Rodney King en 1992 y las marchas del movimiento Black Lives Matter en 2020.
Mientras continúan los disturbios, medios nacionales advierten sobre el riesgo de expansión del conflicto a otras ciudades, ante el rechazo generalizado a las medidas de militarización interna impuestas por la administración Trump, que ha justificado la acción como un “acto necesario para restaurar el orden”.