La riqueza gastronómica de Cundinamarca es tan diversa como su geografía, y en cada rincón del departamento se conservan preparaciones tradicionales que reflejan el alma de sus comunidades.
En la Provincia de Almeidas, uno de los platos más representativos es la Gallina con Arepa, protagonista del reconocido Festival de la Arepa y la Gallina Campesina que se celebra en el municipio de Manta. Esta festividad no solo enaltece la cocina típica, sino que rinde homenaje a las raíces campesinas, donde la gallina criolla, cocinada lentamente con especias locales, se acompaña con arepas elaboradas de forma artesanal. Es un plato que ha perdurado en el tiempo y que continúa siendo parte esencial de la identidad gastronómica regional.
Otras provincias cundinamarquesas también ofrecen una amplia gama de sabores. En el Alto Magdalena, por ejemplo, destaca la gallina tocaimuna, servida con yuca, papa y guiso, evocando los paseos familiares al río en Tocaima. En la Provincia de Gualivá, los famosos Roscones Resobados, rellenos de bocadillo, son una delicia que se disfruta especialmente en La Vega. Por su parte, en el Guavio, las arepas de maíz pelao mantienen viva la tradición del maíz como base alimenticia, mientras que en el Oriente, el Tamal con Calabaza sorprende al sustituir la masa convencional por esta hortaliza dulce.
Los postres también ocupan un lugar importante: el Brazo de Reina del Bajo Magdalena es infaltable en celebraciones, y la Cuajada con Melao, típica del Altiplano cundiboyacense, une herencia española con creatividad indígena. En épocas decembrinas, la Natilla con dulce de mora es protagonista en las mesas familiares.
Así, la gastronomía de Cundinamarca, con la Gallina con Arepa como símbolo de la Provincia de Almeidas, se convierte en una experiencia que va más allá del paladar: es historia, cultura y un puente entre generaciones.