La iniciativa contempla transformar las EPS en Gestoras de Salud y Vida, implementar Centros de Atención Primaria en Salud y unificar la información en un sistema público.
La reforma a la salud promovida por el Gobierno del presidente Gustavo Petro enfrenta un nuevo episodio de tensión política. Aunque el proyecto logró su aprobación en segundo debate en la Cámara de Representantes, con 95 votos a favor, su futuro en el Senado es incierto tras el hundimiento de la consulta popular que pretendía respaldarla.
Desde la Casa de Nariño, el presidente Petro ha insistido en que la reforma puede avanzar incluso sin la aprobación final del Congreso, bajo el marco normativo actual, y ha reiterado que las EPS deben dejar de ser intermediarias financieras para centrarse en la gestión farmacéutica. En paralelo, el Pacto Histórico denunció presuntas maniobras irregulares en el archivo de la consulta popular y ya anunció que promoverá una nueva si el Senado decide hundir el articulado.
Figuras como el ministro del Interior, Armando Benedetti, y el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, han liderado las negociaciones legislativas y defienden que la reforma es necesaria para corregir fallas estructurales del sistema actual. Por su parte, desde el Congreso, senadores de la oposición han cuestionado la viabilidad financiera y el impacto institucional de la propuesta.
Con la legislatura avanzando y los tiempos acortándose, el oficialismo prepara un nuevo texto concertado con sectores políticos y sociales para ser presentado con carácter de urgencia, buscando garantizar que el proyecto no se hunda en el Senado. Mientras tanto, la discusión pública se intensifica y crece la expectativa por el rumbo que tomará uno de los pilares del programa de Gobierno de Gustavo Petro.