La ministra sostiene que la construcción afectaría de manera irreversible el ecosistema de la reserva, mientras que sus defensores afirman que las obras de movilidad podrían acompañarse de restauración ambiental.Para el Distrito y los promotores de la vía, esta ampliación es esencial para mejorar la movilidad entre Bogotá y sus alrededores, argumentando que una infraestructura de transporte adecuada aliviaría el tráfico y fomentaría la integración regional. Sin embargo, los ambientalistas insisten en que la reserva van der Hammen representa una estructura ecológica vital para la ciudad, al actuar como un corredor biológico y un espacio de recarga hídrica, elementos que se verían afectados por la construcción.El Consejo de Estado admitió la demanda, lo que reaviva las tensiones entre el Gobierno Nacional y la Alcaldía de Bogotá. Este no es el primer conflicto de este tipo: la ALO (Avenida Longitudinal de Occidente) ha sido otro proyecto que enfrenta posiciones encontradas entre los defensores del desarrollo y los del medio ambiente. Los opositores a la construcción de estas obras señalan que la expansión urbana no debe poner en riesgo las reservas naturales de la ciudad.El desenlace está ahora en manos de los jueces, quienes deberán evaluar los argumentos de ambos lados. Este fallo no solo definirá el futuro de la Avenida Boyacá y la reserva van der Hammen, sino que también podría sentar un precedente para futuras decisiones entre el desarrollo urbano y la conservación ecológica en la capital.
Por: Dana Correal