El municipio adelanta jornadas de esterilización, vacunación e identificación con microchip para enfrentar el abandono de mascotas, en el marco de la Ley 1774 que sanciona el maltrato.
Mientras a diario se reportan casos de perros y gatos dejados a su suerte en calles, parques y carreteras del municipio, las cifras nacionales muestran la magnitud del fenómeno: en Colombia, más de un millón de animales de compañía viven actualmente en situación de calle, y se estima que cada año son abandonados cerca de 11.000 perros y gatos en las principales ciudades, de acuerdo con cifras de organizaciones de protección animal.
En Zipaquirá, Cundinamarca, la Secretaría de Salud calcula que existen 66.000 perros callejeros. A nivel nacional, el Observatorio Animalista ha advertido que la población de animales sin hogar ya alcanza los 2 a 3 millones de caninos y felinos, lo que representa un reto en salud pública y convivencia ciudadana.
La Ley 1774 de 2016 establece sanciones que van desde multas de 5 hasta 50 salarios mínimos legales vigentes para quienes incurran en abandono o maltrato, e incluso contempla penas de cárcel entre 12 y 36 meses en casos graves que comprometan la vida o integridad del animal. Sin embargo, en Zipaquirá las autoridades reconocen que la principal solución está en la prevención y en la educación de los propietarios.
La Alcaldía, en articulación con organizaciones de bienestar animal, adelanta jornadas de esterilización gratuita, vacunación, identificación con microchip y programas de adopción responsable, buscando reducir el número de animales en condición de calle. En lo corrido del año, más de 2.500 mascotas han recibido atención veterinaria básica en el municipio, y se espera duplicar esta cifra con las nuevas campañas.
“En Zipaquirá la convivencia ciudadana se fortalece con la tenencia responsable de mascotas. No se trata de una opción, es un deber”, destacó la Secretaría de Gobierno municipal, recordando a los ciudadanos que el cuidado de los animales implica alimentación adecuada, atención médica, control reproductivo y el compromiso de garantizarles un hogar digno.
La administración local hace un llamado a la comunidad para que el abandono no sea una salida: adoptar es un acto de amor, pero hacerlo con responsabilidad es un compromiso de vida.