A tan solo 1 hora y 41 minutos, aproximadamente 95 kilómetros al nororiente de Bogotá, se encuentra el municipio de Ubaté, también conocida como la Capital Lechera de Colombia.
El encantador rincón cundinamarqués abre sus puertas con un aire campesino que enamora desde el primer momento. Ubaté, conocida como la capital lechera de Colombia, conserva intacta el espíritu de su historia colonial, el arraigo de sus tradiciones ganaderas y la calidez de una comunidad orgullosa de su herencia. Sus paisajes verdes, surcados por montañas y praderas invitan a desconectarse del ruido de la ciudad y a reconectar con la esencia de la vida rural.
Ahora bien, una parada obligada es su imponente Catedral de San Luis Gonzaga, una joya arquitectónica que domina el centro del municipio y que ha sido testigo silencioso de siglos de fe y transformación. Caminar por las calles de su centro histórico es como hacer un viaje en el tiempo: fachadas coloridas, balcones de madera, y una plaza de mercado donde se respira el verdadero sabor de lo local.
El recorrido por Ubaté también es una experiencia gastronómica. Aquí los productos lácteos se elaboran con dedicación artesanal, y degustarlos frescos es casi un ritual para los visitantes; quesos, cuajadas, postres y bebidas típicas hacen parte del deleite culinario que este lugar ofrece con orgullo.
Asimismo, para los amantes de la naturaleza, el Santuario de Flora y Fauna de los Cañones de Ubaté es un tesoro escondido que merece ser explorado, sus senderos ecológicos, miradores naturales y riqueza en biodiversidad convierten este paraje en un destino perfecto para quienes buscan aventura, fotografía o simplemente un momento de contemplación.
Ubaté no solo se recorre, se saborea y se admira, pues, se vive con todos los sentidos. Es un destino donde la tradición y la tranquilidad conviven en perfecta armonía, ideal para una escapada de fin de semana o para descubrir en familia.
En cada rincón hay una historia que espera ser contada, una sonrisa que acoge al viajero, y un paisaje que invita a quedarse un poco más.