Las autoridades hallaron, en flagrancia, una descarga ilegal de residuos a casi 300 metros del punto autorizado por la CAR. Los líquidos provenían del proceso de curtido de pieles para la producción de cuero.
En un operativo realizado en la vereda Chingacío de Chocontá, las autoridades ambientales y la Fuerza Pública sorprendieron a un establecimiento vertiendo aguas residuales directamente al río Bogotá. Según el informe, los líquidos producto del proceso de convertir las pieles de animales en cueros, eran conducidos por gravedad a través de tuberías enrocadas hasta la fuente hídrica, a unos 362 metros de distancia.
Durante la inspección fueron hallados cinco bombos, más de 400 pieles en diferentes etapas de procesamiento, maquinaria y químicos altamente contaminantes como ácido fórmico, peróxido de hidrógeno y sulfato ferroso. Además, aunque el establecimiento contaba con una planta de tratamiento (PTAR), esta no estaba en funcionamiento al momento de la visita.
“Es inaceptable que en el mismo lugar en el que nace, comience a morir el río Bogotá, y por eso no cederemos en la protección y defensa de esta corriente hídrica”, afirmó el director de la CAR, Alfred Ignacio Ballesteros, al anunciar la suspensión inmediata de la actividad.
El operativo también dejó en evidencia un inadecuado almacenamiento de residuos peligrosos y un vertimiento que, aunque tenía autorización desde 2017, se realizaba en un punto distinto al permitido, con una diferencia de casi 300 metros. Según los técnicos, esta práctica representa un riesgo para la salud humana, pues aguas abajo el Acueducto de Bogotá capta agua para abastecer a la capital y 11 municipios de la Sabana.
El acta de medida preventiva en flagrancia fue impuesta de inmediato, mientras avanzan los análisis de laboratorio para establecer el alcance de los impactos, que incluyen la alteración del suelo, la reducción del oxígeno en el agua y la presencia de metales pesados que afectan la biodiversidad.