A solo dos horas y media de Bogotá se esconde un paraíso donde la historia se funde con la naturaleza: Nimaima, conocida también como la Tierra de Gigantes.
Este encantador municipio de Cundinamarca es mucho más que un escape de la ciudad: es un lugar donde la naturaleza, la historia y la espiritualidad se entrelazan para ofrecer una experiencia única. Sus montañas, ríos y mitos ancestrales hacen de Nimaima un rincón mágico que invita a conectarse con lo esencial.
Con un clima templado que oscila entre los 22 y 30 grados, Nimaima ofrece el escenario perfecto para los amantes del ecoturismo y el descanso activo. Caminar entre sus verdes montañas, respirar aire puro y dejarse envolver por la tranquilidad del campo es solo el comienzo. Durante el día, el sol resalta los colores del paisaje, y por la noche, el cielo estrellado se convierte en el telón de fondo perfecto para una fogata o una conversación con sabor a café campesino.
Más allá de su belleza natural, Nimaima guarda un legado ancestral profundo. Este territorio fue hogar de la tribu Panche, reconocida por su conexión espiritual con la tierra. El nombre del pueblo significa “canto de gigante”, y al visitar la vereda Teresa se entiende por qué. Desde el cerro San Paulo, en días despejados, se alcanzan a ver los imponentes nevados del Ruiz y del Tolima. Además, una cascada cercana guarda un secreto en piedra: el rostro de un gigante tallado por el tiempo y la naturaleza.
Las leyendas también hacen parte del alma de Nimaima. Una de las más conocidas es la de la laguna Liverpool, donde se dice que los indígenas escondían su oro sagrado, custodiado por una serpiente mística. Caminar por sus senderos es como abrir un libro de historia oral, donde cada paso revela un nuevo capítulo lleno de misticismo, fuerza cultural y una conexión viva con las raíces del continente que una vez se llamó Abya Yala, “tierra en plena madurez”.
Para vivir esta experiencia al máximo, nada mejor que hospedarse en Abya Yala Hostel, un refugio acogedor que honra el espíritu ancestral de la región. Rodeado de naturaleza y diseñado para el descanso consciente, este lugar ofrece comodidad y, además, una invitación a vivir Nimaima desde su esencia. Aquí, cada visitante se convierte en parte de la historia, y cada despertar es un recordatorio de que aún existen lugares donde la magia es real.