Astrid Mahecha, gestora de paz y líder de la Asociación de Turismo Sostenible Palmero, destaca el papel fundamental de estas mujeres en la construcción de paz, “las mujeres campesinas tenemos muchos desafíos, ser reconocidas, ser respetadas, visibilizadas, ser escuchadas y cultivar nuestro amor propio para seguir adelante”, afirma Mahecha.El 83.6% de las mujeres rurales en Colombia se identifican como campesinas, y en Cundinamarca representan el 47.89% de la población, según el informe ‘Mujeres Rurales’ del DANE. Pese a enfrentar violencia y falta de reconocimiento, su contribución a la paz ha sido fundamental.Astrid enfatiza la importancia de ser escuchadas y reconocidas para continuar avanzando, “la mujer campesina tiene un gran papel dentro de la paz, dentro de la construcción del bienestar y la sana convivencia”, añade.El 60% de las mujeres rurales ha sufrido violencia relacionada con el conflicto armado, y La Palma no es la excepción. Sin embargo, las mujeres del municipio han mostrado una notable resiliencia, liderando iniciativas que promueven el desarrollo sostenible y la reconciliación.”El conflicto dejó en nuestra comunidad muchas cosas negativas: dolor, desconfianza, odio, muerte, tristeza, abandono, aislamiento, desarraigo”, comenta la gestora de paz.A través de la Asociación de Turismo Sostenible Palmero, estas mujeres impulsan el turismo comunitario, uniendo esfuerzos para superar las adversidades dejadas por el conflicto.”ASO Turispal marca la diferencia frente a otras asociaciones de turismo porque se instituye como la primera asociación de Turismo Sostenible en Cundinamarca y que mueve el turismo comunitario en torno a la paz y la reconciliación”, explica la lideresa.Desde las montañas de La Palma, las mujeres campesinas demuestran que la paz se construye diariamente, con cada acción de resistencia y resiliencia, con cada voz que se alza en búsqueda de justicia social, dignidad y reconocimiento del enfoque diferencial.
Por: Melisa Munárriz