Valencia se convirtió el sábado en escenario de una manifestación multitudinaria, en la que miles de ciudadanos se tomaron las calles para expresar su malestar frente a la respuesta de las autoridades a las devastadoras inundaciones causadas por la DANA. Con más de 200 personas fallecidas y 80 desaparecidas, los habitantes de Valencia y otras ciudades españolas claman justicia y acciones inmediatas.Los manifestantes demandaron la renuncia de Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, acusándolo de una respuesta inadecuada ante el desastre. El político fue señalado por los medios locales de haberse demorado en asistir a una reunión clave de coordinación, ya que se encontraba en un almuerzo cuando comenzó la emergencia, situación que desató aún más indignación pública.Durante la marcha, los gritos de “estamos manchados de barro, ustedes están manchados de sangre” resonaron en el centro de Valencia, reflejando el dolor y la frustración de los ciudadanos. La falta de una alerta oportuna y la ausencia de preparación ante las lluvias fueron aspectos que, según los manifestantes, podrían haber reducido el impacto mortal de la DANA.La concentración, apoyada por 40 asociaciones, no solo reclamó la dimisión de Mazón, sino que también cuestionó la gestión del presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Las críticas apuntan a la falta de coordinación entre el gobierno central y el regional, y la demora en la implementación de alertas que podrían haber salvado vidas.La manifestación se extendió a otras ciudades como Alicante, Elche y Madrid, donde también se realizaron actos de protesta en solidaridad con los afectados de Valencia. Las autoridades han reconocido que la magnitud del desastre no era previsible, pero la ciudadanía exige que se implementen medidas para evitar que una tragedia de esta envergadura vuelva a ocurrir.A pesar de los llamados a la calma, algunos manifestantes protagonizaron enfrentamientos con la policía. Las imágenes de la plaza frente al Ayuntamiento de Valencia, con barro y escombros, muestran la gravedad de la situación.
Por: Alison Infante