Alemania ha reactivado controles aleatorios en sus fronteras con Francia, Suiza, Austria, y otros seis países, como respuesta al incremento de la inmigración irregular y tras recientes ataques extremistas.El gobierno alemán justifica la medida como necesaria para garantizar la seguridad nacional, en un contexto de crecientes preocupaciones por el aumento del flujo migratorio procedente de Medio Oriente.Las autoridades alemanas han insistido en que los controles, que inicialmente tendrán una duración de seis meses, son una medida temporal y selectiva, dirigida a disuadir el contrabando de personas y mejorar el control migratorio. Sin embargo, esta decisión ha desatado críticas por parte de países vecinos y expertos en migración que señalan posibles violaciones al principio de libre circulación dentro de la zona Schengen.Países como Hungría y Polonia han acusado a Alemania de desestabilizar el acuerdo Schengen, mientras que Grecia ha advertido que esta medida no resolverá la crisis migratoria.El ministro húngaro Gergely Gulyás afirmó que Berlín está “destruyendo Schengen” al no reforzar las fronteras exteriores de la Unión Europea, mientras que el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, instó a encontrar una solución más equitativa que no sobrecargue a los países de primera línea como Grecia.Expertos en migración han expresado dudas sobre la efectividad de estos controles a largo plazo, advirtiendo que podrían ser más simbólicos que prácticos. Maximilian Pichl, profesor de derecho de asilo, señaló el riesgo de que los controles conduzcan a la elaboración de perfiles raciales, lo que aumenta las tensiones en la región.A medida que las tensiones en la región de Schengen crecen, la comunidad internacional observa con preocupación el impacto que estos controles podrían tener sobre la cohesión de la Unión Europea y la gestión de la migración en el bloque.
Por: Alfredo Vidal