El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció su intención de levantar la prohibición de la minería metálica en el país, una medida vigente desde 2017. Según el mandatario, la explotación de los ricos depósitos de oro del territorio podría representar una oportunidad de inversión, pero organizaciones como la Mesa Nacional Frente a la Minería Metálica y la Iglesia católica han calificado la propuesta como un retroceso peligroso para el medioambiente y las comunidades locales.
Lideresas como Vidalina Morales han expresado su alarma ante la posibilidad de que las actividades mineras regresen. Argumentan que El Salvador, un país con alta densidad de población y graves problemas de estrés hídrico, no puede soportar los efectos de esta práctica. Morales también desestimó la idea de una minería sostenible, calificándola de mito, y advirtió sobre los peligros del uso de químicos como el cianuro, que pueden agravar la contaminación y dañar la vida de las comunidades.
Según Bukele, el potencial de los depósitos de oro salvadoreños se calcula en tres trillones de dólares, una cifra que supera ampliamente el PIB del país. Sin embargo, los opositores aseguran que los costos ambientales y sociales son demasiado altos, y que cualquier intento de reactivar esta industria será enfrentado por las comunidades, quienes ya sufren las consecuencias del cambio climático y la escasez de agua.
Por: Alfredo Vidal