A pocas semanas de conocerse el fallo judicial que definirá su situación jurídica, Álvaro Uribe Vélez ha intensificado su defensa pública con argumentos dirigidos a desmentir las acusaciones que lo vinculan con un presunto soborno al testigo Juan Guillermo Monsalve.
El expresidente ha asegurado que nunca buscó manipular la justicia y que su única intención fue promover la búsqueda de la verdad. Según Uribe, se enfrenta a un proceso motivado por un montaje elaborado con grabaciones ilegales y testigos que, afirma, han sido inducidos o manipulados.
En una serie de publicaciones recientes, el exmandatario ha sostenido que la propuesta de una acción de revisión no fue iniciativa suya ni de su entonces abogado Diego Cadena. Señala directamente al abogado Héctor Romero, defensor de Monsalve, como el autor de esa idea. Según su versión, Romero planteó la acción como una vía jurídica válida ante la imposibilidad de que Monsalve accediera a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) por los delitos cometidos. Uribe insiste en que jamás se ofrecieron beneficios a cambio de una declaración y que no existió intención dolosa por parte suya o de sus abogados.
El expresidente también ha cuestionado la forma en que se obtuvo y manejó la evidencia en su contra. Asegura que Juan Guillermo Monsalve utilizó un reloj grabadora ingresado de manera ilegal al centro penitenciario La Picota para registrar su encuentro con Diego Cadena, con el propósito de sustentar un montaje que ya estaba en marcha. Uribe cuestiona la celeridad con que la magistrada Sandra Yepes recibió dicha denuncia, así como la validez de las grabaciones entregadas posteriormente en una memoria USB, que, según él, fueron alteradas.
Uribe ha enfatizado que nunca presionó al testigo para retractarse, sino que le pidió hablar con la verdad, incluso si esta implicaba confirmar hechos comprometedores como la posible presencia de grupos paramilitares en la hacienda Guacharacas. Sobre la interceptación telefónica entre él y Juan Guillermo Villegas, una pieza clave del expediente, afirma que fue malinterpretada, ya que no hubo solicitud de retractación ni ofrecimiento alguno. Considera que la Fiscalía le ha dado un sentido errado a una conversación que, en su opinión, solo demuestra su interés en esclarecer los hechos.
Finalmente, el exmandatario ha puesto en duda el proceder de su exabogado, aunque asegura que no conocía todos los detalles de sus gestiones. Relató un episodio en el que Cadena, sin advertirle, lo puso en altavoz durante una llamada con el juez Carlos Alberto Cruz, lo que para Uribe demuestra una improvisación de la que no fue parte consciente. Con estos argumentos, Uribe busca fortalecer su posición de cara al fallo del 28 de julio, en un caso que compromete su legado político y pone a prueba la confianza del país en su sistema judicial.