El paso del fenómeno natural, el más poderoso de la actual temporada en el Atlántico, ha causado graves daños materiales en varios países, principalmente en Haití y Jamaica.
De acuerdo con la Dirección de Protección Civil de Haití, al menos 31 personas fallecieron y 21 siguen desaparecidas tras las intensas lluvias y desbordamientos de ríos. La cifra más grande fue en Pétit-Goâve, una localidad al sur de Puerto Príncipe, donde las inundaciones provocadas por el río La Digue cobraron la vida de 23 personas, entre ellas 10 niños.
En Jamaica, el Gobierno confirmó 19 muertes, aunque las autoridades advierten que la cifra podría aumentar por los daños registrados en distritos como Westmoreland y Saint Elizabeth, los más golpeados por el ciclón. “La devastación en el oeste es inimaginable”, dijo la ministra de Educación e Información, Dana Morris Dixon.
El huracán, que alcanzó categoría 5 antes de degradarse a ciclón postropical, también dejó cuatro víctimas en Panamá y una en República Dominicana.
Mientras tanto, la llegada de la ayuda humanitaria internacional se acelera en Jamaica, con más de 30 vuelos de carga provenientes de distintos países. Sin embargo, el Gobierno advierte que la distribución enfrenta grandes dificultades logísticas por la falta de energía eléctrica, la caída de las comunicaciones y las vías bloqueadas.
En Haití, el Consejo Presidencial de Transición anunció medidas de emergencia y el envío de asistencia a las comunidades más vulnerables, mientras en Jamaica se activaron comités de atención y recuperación para apoyar a los miles de damnificados que han perdido sus hogares.
Aunque Melissa se aleja del Caribe, el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos alertó que las marejadas y fuertes oleajes continuarán afectando durante los próximos días a la costa este de América del Norte y a varias islas del Atlántico.








