A una hora y veintidós minutos de Bogotá, Guatavita ofrece algo más que historia y arquitectura colonial. En las montañas del municipio, el parapente se ha consolidado como una de las actividades más buscadas por quienes desean vivir una experiencia de altura con vista al embalse de Tominé.
Los fines de semana, el paisaje del municipio cambia con la llegada de turistas que buscan disfrutar de los deportes aéreos. Desde una zona habilitada con vista directa al embalse, los visitantes pueden realizar vuelos biplaza junto a pilotos certificados y observar desde el aire localidades vecinas como Cajicá, Tocancipá y el Parque Jaime Duque. Los recorridos tienen una duración aproximada de entre 15 y 20 minutos.
La actividad cuenta con todas las medidas de seguridad y acompañamiento profesional. “Todo está pensado para que sea una experiencia segura, accesible y completa”, explicó Ingrid Katherine Gordillo Valbuena, piloto de parapente y socia de Parapente Vuela Alto. El valor del vuelo es de $275.000 con cámara GoPro y $230.000 sin este servicio.
El punto de despegue está acondicionado con restaurante, cafetería, zonas verdes, parqueadero gratuito y espacios pet friendly, lo que permite a las familias y grupos de amigos disfrutar de la jornada completa. Según los operadores turísticos, la actividad ha contribuido al crecimiento económico del municipio y a la diversificación de su oferta turística.
El parapente en Guatavita se ha convertido en una alternativa para fortalecer el turismo de aventura y resaltar la riqueza natural del territorio, que combina historia, patrimonio y paisajes únicos alrededor del embalse de Tominé.