La visita busca fortalecer los vínculos económicos con China, pero ha generado advertencias desde Washington por la posible adhesión a la Ruta de la Seda.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, aterrizó en China para dar inicio a una ambiciosa gira diplomática que podría redefinir el eje geopolítico del país. Acompañado de ocho de sus ministros, el mandatario avanza en negociaciones que incluyen acuerdos en comercio, infraestructura y cooperación científica.
La visita coincide con su rol como presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), lo que añade un componente multilateral al viaje.
Uno de los puntos más sensibles del encuentro es la intención expresada por Petro de adherirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), también conocida como la nueva ruta de la seda.
El anuncio ha generado incomodidad en Estados Unidos. Funcionarios como Mauricio Claver-Carone y John McNamara advirtieron sobre eventuales consecuencias económicas y diplomáticas si Colombia avanza hacia una alianza estratégica con Pekín.
El gobierno estadounidense teme una mayor penetración china en la región y considera que Bogotá se estaría alejando de un socio histórico.
Desde el sector empresarial, María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo-Americana (AmCham Colombia), hizo un llamado a la cautela.
“Cualquier decisión debe ser analizada con responsabilidad y visión de largo plazo, especialmente considerando el momento geopolítico actual”, señaló. También recordó que mientras las exportaciones colombianas a EE. UU. crecieron un 15 % en el primer trimestre de 2024, las ventas a China cayeron un 22 %, ampliando el déficit comercial a más de USD 13.500 millones.