Tras un proceso de evaluación técnica y participación ciudadana, la autoridad ambiental dio concepto favorable a la modificación de la licencia de un proyecto vial estratégico en Chía, una decisión que destraba avances clave para la movilidad regional y redefine el equilibrio entre infraestructura y sostenibilidad en la Sabana Centro.
La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) otorgó la viabilidad ambiental a la modificación de la licencia del proyecto de construcción de la Troncal de los Andes, en el municipio de Chía. El aval corresponde al tramo comprendido entre los kilómetros K0+710 y K2+055 y es el resultado de una evaluación técnica autónoma, desarrollada bajo los lineamientos de la normatividad ambiental vigente.
La decisión representa un avance significativo para una obra que ha sido objeto de debate regional por sus implicaciones en la movilidad, el ordenamiento territorial y la protección de los ecosistemas. Durante el proceso, la ANLA analizó los estudios ambientales presentados por el titular del proyecto y los conceptos de entidades competentes, además de recoger los aportes ciudadanos expresados en distintos escenarios de participación, incluida la Audiencia Pública Ambiental.
Como resultado de esta evaluación, la modificación de la licencia incorpora una serie de obligaciones ambientales que deberán ser cumplidas por Accesos Norte de Bogotá S. A. S., responsable del proyecto. Entre los compromisos se encuentran medidas de protección y rehabilitación ecológica, el mantenimiento de las condiciones hidráulicas, la prevención de procesos de deterioro ambiental e inundaciones, así como estrategias para el manejo de la conflictividad social en el área de influencia del corredor vial.
Desde el ámbito departamental, el gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey Ángel, destacó que este aval ambiental permite avanzar en una visión integral de movilidad para la Sabana Centro. Según explicó, la Troncal de los Andes facilitará la conexión entre la vía concesionada Devisab y la Autopista Norte, contribuyendo a descongestionar corredores como la avenida Pradilla y a consolidar un circuito estratégico de integración Bogotá–Región, con impactos positivos en la movilidad, el desarrollo económico y la generación de empleo.








