En lo alto de las montañas, rodeada de paisajes impresionantes y una tranquilidad absoluta, se encuentra La Paz, una posada única que combina lo mejor de la tradición y la modernidad.
La posada La Paz es un remanso de tranquilidad, ubicada en un hermoso paraje montañoso donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor, en el municipio de Anolaima. Con una extensión de una hectárea, la finca alberga una casa de 70 años que ha sido cuidadosamente ampliada sin alterar sus muros ni estructuras originales. El objetivo principal de estas modificaciones fue preservar la esencia tradicional del lugar, respetando su historia y la arquitectura colonial que la caracteriza. Este rincón ofrece una experiencia única, perfecta para quienes buscan desconectar del ruido y el estrés de la vida urbana.
Desde la finca se puede disfrutar de una vista impresionante que abarca varios pueblos cercanos: La Mesa, Mesitas del Colegio, San Javier, San Joaquín y Quipile. La posada, construida con materiales rústicos y tradicionales, es el refugio perfecto para quienes desean descansar y conectarse con la naturaleza. Cada rincón refleja el espíritu colonial, con elementos que transportan a tiempos pasados, mientras que los detalles modernos aseguran una estancia cómoda y placentera.
En el corazón de la posada se encuentra la cocina, equipada con una estufa de leña que mantiene la calidez y el carácter rústico de la región. Sus ventanales abiertos permiten que los huéspedes disfruten del paisaje mientras cocinan. Además, la estufa de carbón, construida en cemento y arena, fue diseñada por un maestro de Boyacá que utilizó técnicas ancestrales para lograr una estructura auténtica y funcional. Los cielos rasos, elaborados en bambú, completan la atmósfera acogedora con detalles que destacan el trabajo artesanal y el respeto por las tradiciones locales.
La posada cuenta con una cómoda sala, comedor y cocina, además de dos habitaciones amplias, cada una con baño privado, ofreciendo la privacidad y comodidad necesarias para una estancia perfecta. Un jacuzzi tipo piscina, de tres metros de ancho por cuatro de largo y 1,50 metros de profundidad, proporciona un lugar ideal para relajarse, con un sistema de calefacción que alcanza los 40 grados y un sistema de hidromasajes que asegura una experiencia rejuvenecedora. Este espacio, junto con los senderos para caminar por la finca y las zonas de fogata, permite a los visitantes disfrutar plenamente de la belleza natural que rodea el lugar.