Con el inicio de las obras del proyecto de RegioTram de Occidente, sobre el corredor férreo, Cundinamarca le apuesta a la transformación de la movilidad regional.
Desde el primer mandato de Jorge Rey, el sueño de devolverle la vida al sistema férreo de Cundinamarca comenzó a tomar forma con la consolidación de la Empresa Férrea Regional y la estructuración del RegioTram de Occidente, un tren de cercanías 100 % eléctrico que conectará Bogotá con los municipios de la Sabana Occidental como Facatativá, Madrid, Mosquera y Funza. Esta iniciativa, que hoy se materializa con la etapa de obras, representa una apuesta por la movilidad digna, así como un verdadero acto de reivindicación histórica con el patrimonio ferroviario del territorio. En sus 39,6 kilómetros de trazado, con 17 estaciones y una reducción de tiempo de viaje a menos de una hora entre Facatativá y Bogotá, se concentran años de planificación, gestión y lucha institucional que lideró con firmeza el actual mandatario.
Permitirá que más de 130.000 personas al día accedan a un sistema rápido, cómodo y ambientalmente sostenible, reduciendo hasta un 60 % los tiempos de desplazamiento e impactando positivamente la calidad de vida de miles de cundinamarqueses. En materia ambiental, el proyecto evitará la emisión de 165 toneladas de CO2 en los próximos 20 años y reutiliza el antiguo corredor férreo, lo que garantiza una intervención cuidadosa con el entorno ecológico y patrimonial. La apuesta también fortalece la industria regional, dinamiza el empleo local y abre nuevas posibilidades para el desarrollo urbano ordenado en la región metropolitana.
El RegioTram de Occidente ha recorrido un camino complejo desde su concepción. En 2019, luego de una estructuración técnica y financiera rigurosa por parte del gobierno departamental y la Nación, el proyecto fue adjudicado al consorcio chino China Civil Engineering Construction Corporation (CCECC), marcando un precedente al ser la primera Alianza Público-Privada férrea adjudicada en Colombia. El contrato contempla el diseño, construcción, operación y mantenimiento del sistema por 26 años.
Ese mismo año, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y la Gobernación de Cundinamarca firmaron el convenio para el uso del corredor férreo existente, garantizando su recuperación integral. En 2021 se dio inicio a la etapa de preconstrucción y en 2024, tras la aprobación de los diseños definitivos y la liberación del trazado, comenzaron las obras físicas, consolidando así un esfuerzo de más de una década.
A la fecha, el RegioTram presenta un avance general del 30 % en su ejecución, destacando logros como la terminación del Patio Taller ANI, la construcción de 16 trenes de dos coches cada uno, la instalación de 178 kilómetros de nuevo riel, 141.000 traviesas de concreto y la demolición de puentes para su modernización. Pero más allá de las cifras, lo que está en juego es la capacidad de Cundinamarca para construir un futuro con visión propia. Jorge Rey ha demostrado que cuando hay voluntad política, articulación institucional y amor por el territorio, es posible avanzar en proyectos de largo aliento, con beneficios tangibles para las presentes y futuras generaciones.
El RegioTram es también un acto de integración regional, una herramienta concreta para cerrar brechas entre la capital y la provincia, para dignificar el transporte y para sentar las bases de una movilidad pensada desde lo público, desde lo social y desde lo sostenible. Con esta obra, Cundinamarca se conecta mejor con Bogotá y, al mismo tiempo, avanza hacia sus sueños de modernidad, justicia y progreso compartido. La meta va más allá de construir vías; se trata de abrir caminos de esperanza.
Esta apuesta por recuperar el transporte férreo busca posicionarse como una alternativa moderna, limpia y eficiente. Su impacto dependerá de múltiples factores: la ejecución técnica, la vigilancia ciudadana, la articulación con el sistema de transporte de Bogotá y la voluntad política para evitar retrasos o sobrecostos. Se trata de una iniciativa que despierta expectativas importantes en torno a la calidad de vida, el desarrollo urbano y la sostenibilidad ambiental.
Ahora comienza la etapa más decisiva, convertir los planos y promesas en una obra que verdaderamente transforme el territorio.