Esta maravilla natural atrae a turistas y locales con su belleza y su mística historia.Hace siglos, en la región vivía una tribu que veneraban a dioses de la naturaleza, destacando el dios mono, este ser místico, símbolo de sabiduría y protector del bosque, era crucial en la vida de la tribu, que realizaba rituales para mantener su favor y la armonía con la naturaleza.Un día, un joven guerrero descubrió un mono dorado en el bosque, sin saber que era el hijo del dios mono. Al capturarlo, desató la furia del dios, quien creó una gigantesca cascada que dividió el valle en dos, castigando a la tribu y recordándoles la importancia de respetar a la naturaleza y sus guardianes.El guerrero fue transformado en piedra como penitencia, convirtiéndose en un símbolo mudo de la ira del dios mono.Esta leyenda se ha transmitido de generación en generación, enseñando a la comunidad el respeto por el mundo natural y sus deidades.Hoy en día, el Salto de los Micos es un sitio sagrado y turístico, donde los visitantes sienten la presencia del espíritu del dios mono, la cascada sigue siendo un recordatorio del vínculo profundo entre humanos y lo divino, manteniendo viva una historia ancestral en Villeta.
Por: Evelin Salazar