Más que un simple lugar de descanso, este cementerio es un sitio lleno de misterio y leyendas, donde se dice que espíritus ancestrales velan por el bienestar de la tierra y su gente. Su rica historia y tradición cultural ofrecen un viaje único al pasado de la región.El cementerio se asocia con los Encostalados, una tribu indígena nómada que encontró en Cumaca un lugar ideal para vivir en armonía con la naturaleza.Adaptados al entorno, recolectaban alimentos y realizaban trueques con comunidades vecinas, intercambiando frutas, semillas y otros productos esenciales. Esta práctica aseguraba su supervivencia y sostenía su economía basada en el trueque.Una de las características más distintivas de los Encostalados era su vestimenta, elaborada meticulosamente con fibras de fique.Sus trajes cumplían una función práctica y además servían como símbolo cultural. De hecho, los sacos de fique que usaban dieron origen al nombre de la tribu. Estas técnicas de confección eran transmitidas de generación en generación, lo que demuestra su respeto por la tradición y la artesanía.Con el paso del tiempo, los Encostalados abandonaron Cumaca, dejando atrás un legado que cayó en el olvido. Sin embargo, el cementerio que construyeron sigue siendo un testimonio de su existencia.Actualmente, el lugar ofrece una visión invaluable de la vida y tradiciones de estos antiguos habitantes, convirtiéndose en un punto de reflexión y conexión con el pasado.Hoy, la energía ancestral y las leyendas que envuelven el Cementerio de los Encostalados evocan una profunda sensación de respeto y misticismo. Es un recordatorio constante de la tribu y su herencia cultural, manteniendo viva la memoria de los Encostalados y enriqueciendo la identidad de la región de Cumaca.
Por: Evelin Salazar