->Foto: Grupo Verde SAS<-
Mientras algunos aumentaron su nivel de agua, otros continúan descendiendo, según el más reciente reporte de la CAR.
Las lluvias de las últimas semanas han tenido un impacto mixto en los embalses de Cundinamarca. Aunque el 8 de marzo se reportó una mejora significativa, el domingo la situación cambió. Solo dos embalses, Neusa y El Hato, lograron mantener una tendencia ascendente en sus niveles de agua, sin embargo, el panorama de la mayoría de los embalses fue de retroceso.
El Agregado Norte fue el embalse que experimentó la caída más pronunciada, con una pérdida del 0,315% en su capacidad, quedando en un nivel del 48,54%. El Sistema Chingaza, considerado el más importante de la región, registró un descenso del 0,270%, lo que redujo su ocupación al 38,84%. Otros embalses como Tominé y Chuza también mostraron una disminución.
Por otro lado, el embalse de Neusa fue uno de los pocos que experimentó una ligera recuperación, con un aumento del 0,088%, alcanzando una ocupación del 79,65%. El Hato, por su parte, también creció, aunque de manera más moderada, con un incremento del 0,027%, alcanzando el 85,00% de su capacidad. Estos resultados destacan como excepciones en un contexto mayoritariamente negativo.
A pesar de las fluctuaciones en los niveles de los embalses, tres de ellos se mantuvieron estables: Chisacá, Regadera y Agregado Sur. Estos embalses muestran niveles de ocupación relativamente sólidos, destacándose Regadera con una capacidad superior al 100%, es decir, al 106,83%. Sin embargo, la situación sigue siendo incierta, y las autoridades seguirán monitoreando de cerca estos recursos hídricos fundamentales para la región.