Más de 45 municipios rurales se han beneficiado de una iniciativa que lleva agua potable y formación en la cultura del agua a las instituciones educativas más alejadas del departamento.
La Gobernación de Cundinamarca, a través del programa “Agua, Vida y Saber”, ha logrado un impacto transformador en la vida de miles de niños, niñas y adolescentes de zonas rurales al garantizarles el acceso a agua potable mediante la instalación de plantas compactas de tratamiento, en regiones donde no existen sistemas formales de acueducto.
Desde su implementación en 2014, este programa ha marcado un antes y un después en la salud pública escolar, eliminando el uso de agua no tratada en las instituciones beneficiadas y reduciendo notablemente los casos de enfermedades gastrointestinales. El acceso seguro al agua ha permitido también mejorar prácticas de higiene, alimentación escolar y bienestar general.
Además del componente técnico, el programa integra una propuesta pedagógica que promueve la conciencia ambiental desde el aula, con jornadas lúdicas de capacitación en temas como el cuidado de las fuentes hídricas, la convivencia comunitaria y la responsabilidad en el uso del recurso hídrico. Las escuelas rurales se han convertido, así, en epicentros de aprendizaje ambiental y transformación social.
Uno de los logros más relevantes del programa ha sido el aumento en la asistencia escolar en las zonas rurales, debido a la mejora en las condiciones de salud y seguridad que ofrece el acceso a agua potable tratada. El programa “Agua, Vida y Saber” ha demostrado ser una estrategia integral que vincula la salud, el medio ambiente y la educación, contribuyendo a la mejora en las condiciones de vida de las comunidades rurales y favoreciendo su desarrollo social y económico.