En lo más profundo de las montañas verdes de Nimaima, Cundinamarca, se encuentra un verdadero tesoro natural: Akuaima, un santuario de agua y serenidad que cautiva desde el primer instante. Rodeado por un entorno exuberante, donde el canto de los pájaros y el murmullo de los árboles se mezclan con el sonido del agua, este paraíso acuático ha sido diseñado para ofrecer descanso, aventura y una profunda conexión con la naturaleza. La joya de Akuaima es, sin duda, su piscina sin fin, una maravilla arquitectónica que se pierde visualmente en el horizonte y se integra armónicamente con el paisaje montañoso. Flotar en sus aguas es como disolverse en el cielo, con el sol bañando la piel y el verde del entorno abrazando los sentidos. Alrededor, una zona tipo playa invita a recostarse, relajarse y dejar que el tiempo se detenga. Para quienes buscan renovar cuerpo y mente, Akuaima ofrece dos jacuzzis climatizados, cuidadosamente diseñados con chorros especiales que masajean la espalda y la planta de los pies. Estos espacios se convierten en verdaderos oasis de relajación, donde el agua cálida y el aire puro se conjugan para liberar el estrés y revitalizar cada fibra del cuerpo. Más allá del agua, Akuaima brinda experiencias completas: un servicio de hospedaje acogedor, ideal para quienes desean quedarse y vivir a plenitud la magia de lugar; un restaurante que combina sabores locales con propuestas frescas y saludables; y emocionantes rutas de aventura, perfectas para explorar la riqueza natural que rodea este edén escondido. Akuaima no es solo un destino, es un estado del alma. Un lugar donde la calma fluye como el agua, y donde cada visitante se reencuentra consigo mismo entre la belleza, la quietud y la energía vital de la naturaleza.
Descubre los secretos naturales de Arbeláez en la región del Sumapaz
Arbeláez, encantador municipio de la Provincia del Sumapaz, está ubicado a solo 82 km al sur de Bogotá y a 13 km de Fusagasugá. Este destino es ideal para quienes disfrutan de la naturaleza y la tranquilidad. Conocida como “La Ciudad Tranquila y Acogedora de Colombia”, Arbeláez recibe a sus visitantes con un clima templado, paisajes montañosos, ríos y cascadas, que conforman un entorno propicio para la contemplación y el descanso. Uno de los principales atractivos del municipio es su riqueza hídrica, visible en las rutas hacia la Cascada Cristal y el Salitre Ancestral. Estos recorridos permiten a los visitantes adentrarse en un contexto rural con amplia biodiversidad, descubriendo plantas, aves y otras especies que habitan la zona. Además, es posible conocer el proceso de transformación del cacao, en una experiencia educativa y sensorial relacionada con las tradiciones campesinas. Para quienes disfrutan de actividades al aire libre, Arbeláez ofrece opciones de deportes de aventura bajo la marca “Arbeláez Natural Travel”, como senderismo, ciclismo de montaña, rápel y más. Se recomienda llevar ropa cómoda y deportiva que cubra brazos y piernas, calzado adecuado, protector solar y suficiente hidratación durante los recorridos. El acceso al municipio es por la Autopista Sur, tomando la vía Sumapaz – Fusagasugá – Arbeláez. Durante el trayecto se aprecian paisajes característicos de la región. Al llegar, los visitantes encuentran rutas organizadas e infraestructura turística que integra naturaleza, aprendizaje y descanso. La gastronomía local también es parte de la experiencia. Arbeláez es reconocido por su fiambre y la fritanga, destacándose el restaurante de doña Amanda como un punto tradicional para degustar estos platos. Se sugiere planificar la visita con antelación y llevar lo necesario para disfrutar plenamente del recorrido.
La muerte del Papa Francisco y su legado de paz en Colombia
Millones de fieles en el mundo recibieron con dolor la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, líder espiritual de la Iglesia Católica, quien partió a la casa del Padre dejando un legado de humildad, servicio y compromiso con la reconciliación. Desde Bogotá, la Arquidiócesis expresó su pesar mediante una rueda de prensa en la que destacó su cercanía con América Latina y su amor por Colombia, país que visitó en 2017 con un mensaje esperanzador que hoy resuena con más fuerza que nunca. “Elevamos nuestras oraciones por su alma y agradecemos su entrega pastoral”, expresó el arzobispo de Bogotá. La visita del Papa Francisco a Bogotá, el 7 de septiembre de 2017, quedó grabada en la memoria de millones de fieles. Ese día, celebró una misa multitudinaria en el Parque Simón Bolívar, donde invitó a los colombianos a ser “constructores de la paz, promotores de la vida”. Más tarde, desde el tradicional balcón del Palacio Cardenalicio, pronunció las palabras: “¡La paz con ustedes!”, demostrando su cercanía con un pueblo marcado por décadas de conflicto armado, pero lleno de esperanza y fe. “Vengo a aprender de ustedes, de su fortaleza ante la adversidad”, dijo en ese entonces, dejando una huella imborrable. Durante su pontificado, el Papa Francisco siempre se mostró comprometido con los procesos de reconciliación en el mundo. Su voz fue firme al denunciar la guerra, la violencia y la injusticia, y siempre alentó el diálogo como camino de transformación. En Colombia, su mensaje de no resignarse al dolor, de creer en la posibilidad del perdón y de reconstruir desde el amor, sigue vigente. Hoy, en medio del luto, esos mensajes cobran aún más valor, recordándonos que su legado espiritual no muere, sino que inspira a las nuevas generaciones. En honor a su memoria, la Iglesia en Colombia ha organizado tres días de oración y reflexión. Desde hoy y hasta el miércoles, se celebrará una misa al mediodía en la Catedral Primada de Bogotá, abierta a todos los fieles. Estas ceremonias buscan no solo rendir homenaje al Santo Padre, sino también recordar sus palabras de esperanza, consuelo y fe, en un país que aún transita los caminos de la paz y la justicia social. Colombia, como nación profundamente marcada por su paso, reafirma su compromiso con los valores que el Papa Francisco defendió hasta su último suspiro. Su amor por los más pobres, su firme defensa de la dignidad humana y su constante llamado a cuidar la “casa común” permanecerán como guía espiritual para un pueblo que sigue creyendo en el poder transformador de la fe.
Nimaima, la tierra de gigantes que susurra historia y naturaleza
A solo dos horas y media de Bogotá se esconde un paraíso donde la historia se funde con la naturaleza: Nimaima, conocida también como la Tierra de Gigantes. Este encantador municipio de Cundinamarca es mucho más que un escape de la ciudad: es un lugar donde la naturaleza, la historia y la espiritualidad se entrelazan para ofrecer una experiencia única. Sus montañas, ríos y mitos ancestrales hacen de Nimaima un rincón mágico que invita a conectarse con lo esencial. Con un clima templado que oscila entre los 22 y 30 grados, Nimaima ofrece el escenario perfecto para los amantes del ecoturismo y el descanso activo. Caminar entre sus verdes montañas, respirar aire puro y dejarse envolver por la tranquilidad del campo es solo el comienzo. Durante el día, el sol resalta los colores del paisaje, y por la noche, el cielo estrellado se convierte en el telón de fondo perfecto para una fogata o una conversación con sabor a café campesino. Más allá de su belleza natural, Nimaima guarda un legado ancestral profundo. Este territorio fue hogar de la tribu Panche, reconocida por su conexión espiritual con la tierra. El nombre del pueblo significa “canto de gigante”, y al visitar la vereda Teresa se entiende por qué. Desde el cerro San Paulo, en días despejados, se alcanzan a ver los imponentes nevados del Ruiz y del Tolima. Además, una cascada cercana guarda un secreto en piedra: el rostro de un gigante tallado por el tiempo y la naturaleza. Las leyendas también hacen parte del alma de Nimaima. Una de las más conocidas es la de la laguna Liverpool, donde se dice que los indígenas escondían su oro sagrado, custodiado por una serpiente mística. Caminar por sus senderos es como abrir un libro de historia oral, donde cada paso revela un nuevo capítulo lleno de misticismo, fuerza cultural y una conexión viva con las raíces del continente que una vez se llamó Abya Yala, “tierra en plena madurez”. Para vivir esta experiencia al máximo, nada mejor que hospedarse en Abya Yala Hostel, un refugio acogedor que honra el espíritu ancestral de la región. Rodeado de naturaleza y diseñado para el descanso consciente, este lugar ofrece comodidad y, además, una invitación a vivir Nimaima desde su esencia. Aquí, cada visitante se convierte en parte de la historia, y cada despertar es un recordatorio de que aún existen lugares donde la magia es real.
Vive la ruta del cacao en Viotá: una experiencia sensorial y cultural
La ruta está diseñada para ofrecer a los visitantes un recorrido completo que muestra el proceso del cacao, desde su cultivo hasta su transformación en deliciosos productos. Te invitamos a conocer un espacio rural agroecológico único, ubicado en el municipio de Viotá, Cundinamarca. Este lugar ofrece una experiencia inolvidable en torno al cacao y algunos frutales exóticos, pensada para reconectar con la tierra, la tradición y el conocimiento campesino. Es una oportunidad perfecta para relajarse, aprender y disfrutar en un entorno natural, mientras se reconoce el valioso trabajo de las comunidades rurales. La ruta está diseñada para ofrecer a los visitantes un recorrido completo que muestra el proceso del cacao, desde su cultivo hasta su transformación en deliciosos productos. La primera etapa consiste en una visita al cultivo, donde se crea un espacio de interacción con el entorno natural, conociendo de cerca la planta de cacao, su cuidado y su relación con la fauna, flora y el medio ambiente local. Esta etapa es ideal para quienes valoran la sostenibilidad y el respeto por la naturaleza. Después de este recorrido inicial, los visitantes disfrutan de un almuerzo típico de la región, acompañado de una exquisita degustación de dulces tradicionales y bebidas ancestrales. Esta parte de la experiencia permite saborear la historia y la cultura gastronómica de Viotá, conectando los sabores del pasado con el presente y fortaleciendo la identidad local. La tercera etapa es quizás la más esperada: el proceso artesanal de transformación del cacao en chocolate. Aquí, los participantes aprenden y se involucran en cada paso, desde la fermentación y el secado del grano hasta la elaboración de productos derivados como bombones, cremas y bebidas. La experiencia finaliza con una exfoliación en chocolate y la degustación de los productos preparados, acompañados por una taza de delicioso chocolate caliente y colaciones típicas.
Cerro Azul: donde el cielo se encuentra con la tierra
A solo 80 kilómetros de Bogotá, en el municipio de Sasaima, se esconde un paraíso natural que parece sacado de un sueño, Cerro Azul. Este destino, aún poco explorado por el turismo masivo, ofrece una experiencia transformadora en la que el clima cálido, los paisajes verdes y una energía especial te envuelven desde el primer momento. En apenas dos horas, el frío de la capital da paso a una atmósfera tropical y acogedora, lo que convierte el viaje en una especie de transición mágica entre mundos. El trayecto hacia Cerro Azul es un espectáculo por cuenta propia. Conforme uno se aleja del concreto y el bullicio citadino, el paisaje se transforma: aparecen montañas cubiertas de niebla, caminos entre cafetales y, finalmente, una explosión de vegetación tropical. Este cambio de entorno se percibe con todos los sentidos. El aire huele diferente, se siente más ligero, más vivo. Es como si el estrés se quedara atrás, atrapado entre los túneles y las curvas del camino. Una vez en la cima, Cerro Azul ofrece vistas que cortan la respiración. Desde allí se pueden contemplar los majestuosos cañones del río Dulce, un espectáculo natural que se enriquece con atardeceres que tiñen el cielo de tonos naranjas, rosados y dorados. Cada caída del sol es distinta, pero todas comparten un poder hipnótico que invita a detenerse y simplemente observar. No es raro que visitantes describan el lugar como un “mirador al infinito”. Para los amantes de la aventura, Cerro Azul tiene una amplia oferta. Caminatas ecológicas, exploración de flora y fauna, avistamiento de aves exóticas y mariposas gigantes son algunas de las actividades disponibles. Al mismo tiempo, es un lugar ideal para quienes buscan paz y conexión con la naturaleza. Aquí, el silencio no es vacío: está lleno de trinos, de viento entre las hojas y del susurro lejano del río.
San Juan de Rioseco se viste de fiesta para celebrar su cultura y sabor
El Festival Gastronómico, Cultural y Turístico de San Juan de Rioseco, que se celebrará del 16 al 19 de abril durante la Semana Santa, se perfila como uno de los eventos más esperados del año en esta pintoresca región. Esta celebración busca resaltar lo mejor de la cultura sanjuanera, abarcando diversas expresiones que integran lo gastronómico, artesanal, turístico, productivo y cultural. Durante estos días, habitantes y visitantes tendrán la oportunidad de disfrutar de múltiples actividades que promueven la identidad local y la riqueza de esta comunidad. Uno de los eventos destacados será el Campeonato de Cata de Café, que se llevará a cabo el 19 de abril. En este evento, niños de la IERD Santa Teresa del Técnico en Barismo participarán activamente en una experiencia única que les permitirá conocer y valorar los sabores y aromas del café, un producto emblemático de la región. Este campeonato no solo fomentará la cultura cafetera local, sino que también dará visibilidad al talento juvenil en el campo del barismo, una habilidad que está tomando gran relevancia en el ámbito gastronómico. El festival también se caracterizará por su variada oferta gastronómica. Los asistentes podrán disfrutar de una amplia gama de platillos típicos de la región, elaborados con ingredientes autóctonos y recetas tradicionales transmitidas de generación en generación. Además, se contará con la participación de productores locales, quienes ofrecerán una selección de productos artesanales como mermeladas, panadería y otros alimentos que representan la cultura culinaria de San Juan de Rioseco. Otro de los aspectos importantes del festival es la promoción del turismo local. Durante los días de celebración, se realizarán visitas guiadas a los sitios más emblemáticos del municipio, como la iglesia principal, los parques y los museos. Este enfoque permitirá a los visitantes conocer no solo la gastronomía y las tradiciones, sino también el patrimonio histórico y cultural que hace de San Juan de Rioseco un destino único. Las actividades turísticas se integrarán perfectamente con las propuestas gastronómicas y culturales, brindando una experiencia completa.
Chía abre sus alas al avistamiento de aves para principiantes
El municipio se convierte en un escenario ideal para quienes desean dar sus primeros pasos en el avistamiento de aves. Con una riqueza natural que combina zonas urbanas, rurales y áreas en conservación, este territorio ofrece un recorrido guiado pensado especialmente para principiantes, donde se pueden observar especies endémicas y migratorias en su hábitat natural. La experiencia permite desarrollar habilidades de observación y sensibilidad ambiental, acompañados de expertos locales que comparten saberes y técnicas básicas. El recorrido no se limita al avistamiento; se extiende hacia la conexión profunda con la naturaleza a través del “Baño de Bosque”, una práctica japonesa que invita a caminar en silencio por senderos naturales, activando los sentidos y disminuyendo el estrés. Esta actividad se complementa con un taller de artesanía inspirado en las aves observadas, donde los asistentes pueden crear recuerdos únicos con materiales sostenibles, promoviendo el arte y la educación ambiental. Como parte del compromiso con el entorno, el recorrido incluye una jornada de siembra de árboles nativos, fortaleciendo los corredores ecológicos del municipio y aportando a la conservación de las especies. Esta actividad práctica conecta a los participantes con la tierra y con el legado natural que se busca proteger, fomentando el sentido de pertenencia y responsabilidad ecológica. El cierre de la jornada se realiza con un refrigerio ancestral, preparado con ingredientes autóctonos y recetas tradicionales, que evocan el sabor y la memoria del territorio muisca. De esta manera, el avistamiento de aves en Chía se transforma en una experiencia integral que une naturaleza, cultura y sostenibilidad, pensada para despertar la curiosidad y el compromiso de nuevos observadores con el mundo alado que habita entre nosotros.
Cerro Quininí: un viaje a la historia, la naturaleza y la espiritualidad
Ubicado entre los municipios de Tibacuy, Nilo y Viotá, este imponente destino natural es mucho más que una formación montañosa: se trata de un santuario ecológico y cultural declarado reserva forestal protectora desde 1987. Este lugar, declarado reserva forestal protectora en 1987, no solo preserva una biodiversidad invaluable, sino que también posee una gran significancia arqueológica y paisajística. Con sus impresionantes panorámicas, el cerro es un refugio para la flora y fauna locales, además de ser testimonio de la profunda conexión espiritual de las antiguas civilizaciones que habitaron la zona. El ascenso a la montaña Quininí es una experiencia única. Durante la caminata, los visitantes recorren antiguos caminos reales que fueron transitados por la civilización Panche. Estos senderos, cargados de historia, permiten adentrarse en un pasado ancestral, donde el arte rupestre y las huellas de las tradiciones indígenas revelan una estrecha relación con la naturaleza y la luna, considerada su guía espiritual. Al caminar por estos senderos, se puede sentir el eco de las generaciones que habitaron estas tierras hace siglos. A medida que se asciende, los visitantes tienen la oportunidad de sumergirse en el majestuoso Bosque de Robles, un santuario natural que alberga una rica biodiversidad. Este bosque, compuesto por árboles nativos, es hogar de diversas especies de flora y fauna que coexisten en armonía. El susurro de los árboles, acompañado por el canto de las aves y el viento que acaricia las hojas, invita a la reflexión y a la conexión con la energía pura que emana de la tierra. El recorrido por este bosque es una experiencia mística que transmite la grandeza y serenidad del lugar. En la tradición local, se cuenta que quienes visitan Quininí no lo hacen por casualidad, pues es la montaña la que elige a quienes pueden entrar. Se dice que, antes de iniciar el recorrido, es necesario pedir permiso a los ancestros para continuar el camino. Esta creencia resalta la conexión espiritual de los habitantes de la región con su entorno natural y ancestral, mostrando un profundo respeto hacia las fuerzas que guían la vida en este territorio.
Descubre un santuario de naturaleza, cultura y aventura en Medina
La reserva que recibirán quienes se aventuren en esta experiencia es un verdadero refugio de tranquilidad y conexión con la naturaleza, ideal para disfrutar en familia. Con tres acogedoras habitaciones y una zona de camping equipada con fogatas, los visitantes pueden sumergirse en un entorno natural único. Rodeada de exuberantes zonas verdes y con la imponente Cordillera Oriental como telón de fondo, esta finca ha ganado popularidad por su cálida atención y la belleza de su paisaje. Su nombre evoca una profunda conexión con la naturaleza, la espiritualidad y la creación, convirtiéndola en un destino ideal para quienes buscan escapar del bullicio urbano. Una ruta turística para explorar la historia y la biodiversidad Uno de los principales atractivos de esta reserva es su ruta turística, que invita a los visitantes a descubrir la historia y la cultura de la región. Durante el recorrido, es posible avistar una gran diversidad de especies, como osos hormigueros, aves y micos, que habitan en este entorno protegido gracias a los esfuerzos de conservación de la reserva. Este enfoque de respeto por la naturaleza garantiza que los animales puedan vivir en libertad y seguridad, lo que enriquece aún más la experiencia de los turistas. La travesía comienza en la propia reserva, donde se pueden conocer los proyectos de autosostenibilidad y el origen del lugar que hace posible esta experiencia única. El recorrido continúa por el municipio de Medina, donde destacan atractivos como el famoso Volcán del Diablo y el Mirador de la Virgen. El Sendero Ecológico Los Moriches ofrece una oportunidad invaluable para conectar con la biodiversidad local. Además, la visita a la Plaza de Mercado permite conocer los productos tradicionales de la región. Un dato curioso es que en la iglesia del pueblo reposan los restos de su fundador, lo que añade un componente histórico y espiritual al recorrido. El parque principal es otro punto imperdible, ideal para tomar fotografías y disfrutar del ambiente local. Sabores auténticos de la región La gastronomía es un aspecto fundamental de esta experiencia. Entre los platos más representativos que los visitantes pueden degustar están la arepa de maíz pelado con yuca y queso, la cuajada con miel, el sancocho criollo de gallina, la famosa cachama al horno de Don Domingo, y la carne asada de cerdo y res. Cada plato se prepara según las preferencias del turista, garantizando una experiencia culinaria personalizada. Esta riqueza gastronómica se complementa con los colores vibrantes de los jardines de la reserva, que además de ser un deleite visual, crean un ambiente relajante y acogedor. Consejos para disfrutar al máximo la experiencia Para aprovechar al máximo esta aventura, es recomendable adoptar una actitud exploradora y disfrutar plenamente de la belleza del lugar. Además, se sugiere llevar repelente de insectos, bloqueador solar, pantalones largos para mayor comodidad y protección, y una botella reutilizable para agua filtrada. Un sombrero también será útil para protegerse del sol. El clima en Medina es cálido, y la temporada de verano coincide con Semana Santa y los meses de diciembre a marzo, lo que la convierte en una época ideal para visitar la región. Este destino ofrece descanso y contacto con la naturaleza, además de la oportunidad de descubrir la riqueza cultural y gastronómica de Medina. Es una experiencia única para quienes buscan aventura, tranquilidad y un acercamiento auténtico a la vida en el campo.