
Adaptación climática y protección del agua: la apuesta por los paisajes de alta montaña en Cundinamarca
¨La protección de los ecosistemas de alta montaña se consolida como una estrategia clave frente al cambio climático y la seguridad hídrica de la región¨, Así lo explicó Patricia Bejarano, directora de Paisajes de Alta Montaña de Conservación Internacional en Colombia, al presentar los avances de un proyecto que articula restauración ecológica, comunidades rurales y soluciones basadas en la naturaleza en Cundinamarca.
El proyecto de ordenamiento alrededor del agua y adaptación climática es ejecutado por Conservación Internacional con recursos del Ministerio de Ambiente, a través del Fondo para la Vida y la Biodiversidad, la Gobernación de Cundinamarca y la RAPE Región Central. Su objetivo principal es conservar páramos, bosques y cuencas estratégicas para mantener el ciclo hidrológico que abastece de agua a Bogotá y a varios municipios del departamento.
Las intervenciones se concentran en cuencas de alta importancia hídrica que hoy presentan vulnerabilidades por los efectos del cambio climático. Entre ellas se encuentran el nacimiento del río Bogotá, cuencas que alimentan embalses como Sisga, Tominé y Chuza, así como microcuencas en municipios como Guatavita, Guasca, La Calera, Sesquilé y zonas rurales del sur de Bogotá.
Estos territorios cumplen un papel esencial en la regulación del agua para la región. Bejarano explicó que, si bien este proyecto contribuye de manera significativa a reducir el riesgo de crisis hídricas como las vividas recientemente, no es la única solución. La adaptación climática también requiere cambios en los hábitos de consumo, el uso eficiente del agua en zonas rurales y urbanas, y la captación de aguas lluvias para disminuir la presión sobre las fuentes naturales.
Un componente innovador de la estrategia es la integración del arte, la cultura y la fotografía como herramientas de educación ambiental. A través de procesos participativos, comunidades, niños y adultos mayores documentan la biodiversidad de los páramos y bosques altoandinos, reconociendo especies emblemáticas y comprendiendo la relación directa entre naturaleza, cultura y agua.
Finalmente, la directora hizo un llamado a la conciencia colectiva, especialmente en temporada decembrina, para reconectarse con los ecosistemas que sostienen la vida. Recordó que Colombia alberga la mayor extensión de páramos del mundo y que Bogotá es la ciudad con más páramos a su alrededor, una riqueza natural que exige corresponsabilidad ciudadana para garantizar agua y bienestar a las futuras generaciones.
Publicado por:
Cristhian Méndez
Periodista
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