Hace una semana nació Ámbar, una cría de cóndor andino en la Fundación Jaime Duque. Desde entonces, el equipo técnico y científico realiza un monitoreo permanente para asegurar su adecuado desarrollo y registrar su evolución en las primeras etapas de vida.
Durante sus primeros días de vida, Ámbar ha mostrado un comportamiento activo y saludable, según informó el equipo de conservación del parque. Mauricio Mancipe, director de comunicaciones de la Fundación, explicó que el seguimiento ha sido constante: “Tenemos cámaras de monitoreo las 24 horas, controlamos la temperatura, la alimentación y los movimientos. Es un trabajo que requiere precisión y la dedicación del equipo técnico”.
El proceso de incubación artificial, que permitió su nacimiento, continúa con cuidados intensivos ahora en su etapa de crianza. El polluelo es alimentado bajo estrictos protocolos para evitar la impronta humana, y se supervisa cada avance en su desarrollo motor y conductual. “Buscamos que crezca con fuerza y mantenga su instinto salvaje. Ese es el primer paso para que, en el futuro, pueda regresar a su hábitat natural”, señaló Mancipe.
La Fundación ha recibido apoyo ciudadano a través de redes sociales y de la página elvueloderafiki.com, donde cientos de personas se conectan para observar a Ámbar, conocer su evolución y contribuir al programa de conservación.
El equipo espera que, al igual que sus predecesores Rafiki y Guaira, Ámbar pueda ser liberada en su entorno natural. Este proceso requiere al menos dos años de preparación, monitoreo y adaptación. “Cada fase con Ámbar es parte del esfuerzo por conservar las especies emblemáticas del país”, concluyó Mancipe.








