El exmandatario ingresó a la cárcel este martes en París para cumplir una condena de cinco años por asociación ilícita en el caso del presunto financiamiento de Libia a su campaña de 2007.
El expresidente francés Nicolas Sarkozy comenzó este martes su condena de cinco años de prisión, dos de ellos de cumplimiento efectivo, tras ser declarado culpable el pasado 25 de septiembre por asociación ilícita en el caso del presunto financiamiento de Libia de su campaña presidencial de 2007.
Su ingreso a la prisión de La Santé, en el distrito XIV de París, marca un hecho histórico: es el primer exmandatario francés encarcelado desde Philippe Pétain, condenado tras la Segunda Guerra Mundial.
“No tengo miedo de la prisión. Mantendré la cabeza en alto, incluso ante las puertas de La Santé”, declaró Sarkozy al diario La Tribune Dimanche antes de su ingreso, acompañado por su esposa Carla Bruni. En sus redes sociales escribió: “No es un expresidente el que entra hoy en prisión, sino un hombre inocente. La verdad prevalecerá”.
Según sus abogados, el exmandatario de 70 años fue encarcelado de forma inmediata pese a haber apelado la sentencia. El tribunal deberá decidir en un plazo máximo de dos meses sobre una posible excarcelación provisional. Su defensa calificó la medida como “una vergüenza”, mientras la Fiscalía recordó que la condena fue dictada con ejecución provisional, una práctica cada vez más utilizada para garantizar el cumplimiento de los fallos.
En prisión, Sarkozy fue ubicado en el área destinada a personas vulnerables, con acceso limitado a visitas y actividades. Según fuentes penitenciarias, tendrá una celda individual con ducha privada, televisor y derecho a un paseo diario. El exmandatario comentó a Le Figaro que sus compañeros serán “los libros”, entre ellos El Conde de Montecristo, la historia de un hombre injustamente encarcelado que busca justicia.
La decisión ha dividido a la opinión pública en Francia. Una encuesta de Elabe para BFM TV señala que el 58 % de los franceses considera el fallo imparcial y el 61 % apoya su encarcelamiento inmediato, mientras sectores conservadores lo califican como un acto de persecución política.
El presidente Emmanuel Macron, quien visitó a Sarkozy antes de su detención, expresó su respeto por la independencia judicial: “Era normal, desde el punto de vista humano, recibir a uno de mis predecesores”, dijo. Por su parte, el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, antiguo colaborador del exmandatario, anunció que verificará personalmente su seguridad en prisión.








