Tras un ataque sin precedentes de Israel a instalaciones nucleares y militares en Irán, Teherán respondió lanzando cientos de misiles y drones contra ciudades israelíes. Yasuman cinco días de violencia y deja decenas de muertos y heridos.
Según la Guardia Revolucionaria iraní, la “décima ola” de su operación denominada Promesa Verdadera 3 alcanzó objetivos en Tel Aviv, Haifa, Petah Tikva y Bnei Brak, llevándose vidas y dañando edificios residenciales, incluso la sede de la embajada de EE. UU. en Tel Aviv. El ataque también impactó una escuela y dañó mercados, dejando al menos cinco civiles muertos en un solo día.
Por su parte, Israel contraatacó con su mayor ofensiva aérea hasta ahora: más de 200 aviones destruyeron alrededor de 100 objetivos en Irán, incluidos objetivos en el complejo nuclear de Natanz, bases militares y la sede del IRGC en Teherán. Murieron varios altos mandos, incluidos científicos nucleares.
El presidente de EE. UU., Donald Trump, reclamó a Irán la “rendición incondicional” y afirmó que EE. UU. conoce el paradero del líder supremo de Irán, aunque “no será atacado por ahora”. Trump también advirtió que la paciencia estadounidense “se está agotando” y llamó a poner fin a las ambiciones nucleares iraníes.
El conflicto ha causado estragos humanitarios: en Israel, sirenas, destrucción de viviendas, al menos 24 muertos y más de 400 heridos; en Irán, han caído infraestructuras energéticas y civiles, incluyendo científicos y niños. Las vías de escape en Teherán están colapsadas, mientras Irán cierra su espacio aéreo y evacúa a civiles.