Los enfrentamientos comenzaron cuando unos 500 seguidores de la Roma, muchos con el rostro cubierto, intentaron irrumpir en la zona de concentración de los hinchas de la Lazio, lo que desencadenó un duro choque con las autoridades.
Al menos 13 policías resultaron heridos y varios bienes públicos y privados fueron destruidos tras los enfrentamientos entre ultras de la Lazio y la Roma el domingo 13 de abril, en la zona norte de la capital italiana, horas antes del clásico disputado en el Estadio Olímpico.
Las fuerzas del orden intervinieron con gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los violentos, que lanzaron piedras, botellas y otros objetos. La Policía ya había decomisado palos y tubos metálicos durante controles previos, y varios ultras fueron detenidos en medio del caos. La Fiscalía de Roma abrió una investigación y revisa imágenes de videovigilancia para identificar a más responsables.
El ministro del Interior, Matteo Piantedosi, calificó los hechos como “ataques vergonzosos” y anunció que se reforzarán las sanciones contra quienes cometan actos violentos en eventos deportivos. Por su parte, el sindicato policial Coisp pidió sanciones de por vida para los responsables, mientras que el Gobierno de Giorgia Meloni reafirmó su política de “línea dura” contra los violentos del fútbol.