Un espíritu extraño, conocido por su odio a las flores y su furia contra los borrachos, ha dejado una huella imborrable en la historia de esta hacienda.
Hoy, la Quinta de la Chucuita se encuentra bajo el dominio de los curas, aunque la propiedad, rodeada por los límites de Ciudad Verde, ha quedado atrapada en el olvido. Pero más allá de su imponente arquitectura y su historia, lo que verdaderamente ha marcado a este lugar son las historias de terror que persisten entre sus paredes.
El espíritu que ha aterrorizado a quienes han trabajado allí es conocido como el “fantasma con síndrome de testículo”. Los relatos apuntan a una fuerza paranormal que parece habitar la hacienda desde tiempos inmemoriales, deshaciendo flores y dejando caballos con sus crines enredadas como si un invisible ser jugara con ellos. Los trabajadores solían escuchar extraños ruidos: gemidos, pasos en el tejado y el crujir de dientes, y algunos incluso decían haber oído arrastrar cadenas en la oscuridad.
Uno de los relatos más aterradores proviene de Gumercindo Pérez, conocido en el pueblo por su afición al alcohol. Durante una celebración de año nuevo, mientras se burlaba de las leyendas locales, sufrió una experiencia que cambiaría su vida para siempre. A las tres de la mañana, mientras descansaba en su cama, un poder invisible le arrancó las cobijas y lo sumió en una presión insoportable.
Gumercindo sintió cómo una mano con uñas largas, más ásperas que la corteza de un eucalipto, torcía sus testículos con una fuerza inhumana. La angustia lo paralizó por varios minutos hasta que la presión cesó. Fue llevado al hospital, donde, más allá de las lesiones físicas, los médicos solo pudieron diagnosticarle el susto más grande de su vida.
Por: Evelin Salazar