Según la tradición, el Diablo robó la campana del templo local y la escondió en Los Tablones, una zona de la vereda Pisco Grande. Se dice que su sonido se escucha cada Viernes Santo desde la caverna, aterrando a los habitantes del lugar.Con los años, han surgido diversas versiones sobre el destino de la campana, allgunos afirman que desapareció para siempre, mientras otros creen que nunca existió. Familias locales, como los Sotelo y Cuéllar, están entre las mencionadas en estos relatos.Más allá de las discrepancias, la campana se ha convertido en un símbolo que une a la comunidad, su leyenda refleja la fe y las creencias profundas que siguen alimentando las tradiciones del municipio.Organismos locales, junto con la comunidad, continúan perpetuando esta leyenda a través de eventos anuales, manteniendo vivo el enigma que envuelve a Topaipí.
Por: Evelín Salazar