El municipio combina manantiales medicinales, relatos ancestrales y arquitectura colonial, ofreciendo experiencias únicas que atraen visitantes interesados en historia, naturaleza y relajación.
En la provincia del Alto Magdalena, Tocaima se presenta como un remanso de historia y naturaleza. Fundado el 20 de marzo de 1544 por Hernán Venegas Carrillo, el municipio fue asentamiento de comunidades panches, especialmente del grupo Guacana, cuyo legendario guerrero dio origen a su nombre. Su ubicación a 410 metros sobre el nivel del mar le otorga un clima cálido y seco que atrae visitantes durante todo el año.
El territorio conserva huellas prehispánicas reveladas por investigaciones arqueológicas que han permitido reconstruir parte del modo de vida de las comunidades originarias. A estas evidencias se suman leyendas transmitidas por generaciones, como la historia del guerrero Tacayme o el mito de la diosa Cundamarcana, quien, según la tradición oral, habría otorgado propiedades curativas a las aguas termales de la región.
Los pozos azufrados son uno de los mayores atractivos turísticos. En lugares como Los Pantanos, Santa Lucía y Acuatá, las fuentes naturales son reconocidas por sus sales medicinales y sus aplicaciones en tratamientos dermatológicos. El Gran Pozo Azufrado, ubicado en Acuatá, complementa su oferta con senderos naturales, áreas de lodoterapia y esculturas inspiradas en figuras indígenas, convirtiéndose en un espacio donde la historia y el bienestar se encuentran.
En el casco urbano destacan construcciones coloniales como el antiguo convento de San Jacinto y su capilla contigua. El municipio también conserva el título de ciudad real otorgado por el rey Carlos V en 1549, distinción que evidencia su importancia durante la época colonial. Otro punto de interés es el Museo Arqueológico y Paleontológico de Pubenza, donde se exhiben piezas precolombinas y restos hallados en excavaciones locales.
La vida económica de Tocaima gira en torno a la agricultura, la ganadería, la pesca y el turismo de bienestar. Sus festividades religiosas, como las celebraciones en honor a San Roque y San Isidro Labrador, congregan a la comunidad en encuentros llenos de tradición, música y gastronomía local.
Entre sus curiosidades, Tocaima fue conocida como la “Ciudad Salud”, un apelativo que resalta su reputación histórica como destino de sanación y descanso. A lo largo de su historia, los desbordamientos del río Patí obligaron a refundar la población en 1621. También tuvo un papel en los procesos independentistas, representada en 1810 por Miguel de Tobar y Zerrato.
Hoy, Tocaima combina patrimonio, naturaleza y cultura en un paisaje cálido y acogedor. Sus aguas termales, sus relatos ancestrales y su riqueza histórica hacen de este municipio un destino ideal para descubrir la diversidad del Alto Magdalena y la herencia cultural de Cundinamarca.







