Tres agentes murieron y dos más resultaron heridos en North Codorus Township, condado de York, Pensilvania, cuando cumplían una orden de arresto en una granja rural. El sospechoso disparó desde un maizal y fue abatido por los uniformados.
Los policías pertenecían a la Policía Regional del Norte de York y a la Oficina del Sheriff. Según las autoridades, la diligencia estaba relacionada con una denuncia de una mujer que aseguró que su expareja la había estado vigilando en su vivienda. La alerta llevó a la expedición de una orden de captura y una medida de restricción.
Al llegar a la propiedad, el hombre, vestido con camuflaje, abrió fuego desde un campo de maíz cercano. Tres uniformados fallecieron en el lugar y dos más fueron trasladados a hospitales en estado crítico. Uno de los agentes alcanzó a responder y abatió al agresor, cuya identidad no se ha revelado.
Dave Miller, vecino de la zona, relató que escuchó más de 30 disparos. “Parecía una zona de guerra, nunca pensé que vería algo así”, declaró. En la zona se desplegaron equipos tácticos y vehículos de emergencia, mientras los residentes permanecían bajo resguardo.
El coronel Christopher Paris, comisionado de la Policía Estatal de Pensilvania, confirmó que los heridos permanecen en estado crítico pero estables. “El dolor será insoportable, pero lo soportaremos”, afirmó, al anunciar que se abrió una investigación en conjunto con la Fiscalía del condado de York, el FBI y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos.
El gobernador Josh Shapiro se reunió con las familias de los agentes fallecidos y calificó lo ocurrido como “un día trágico y devastador” para el estado. En su declaración destacó la necesidad de enfrentar la violencia armada.
Según datos del FBI, en lo corrido del año 37 agentes del orden han muerto en actos de servicio en Estados Unidos, lo que refleja un escenario de riesgo creciente para las fuerzas policiales.