Equipos de rescate filipinos comenzaron este martes labores de recuperación con excavadoras y motosierras tras el paso del tifón Fung-wong, antes de dirigirse hacia Taiwán.
El subadministrador nacional de defensa civil, Rafaelito Alejandro, confirmó que el número de víctimas aumentó a 18 y que las operaciones de rescate continuarán durante las próximas semanas. “El mayor desafío es restablecer servicios básicos, despejar carreteras y recuperar la electricidad”, señaló en declaraciones a AFP.
En la provincia de Cagayán, uno de los epicentros de la emergencia, pueblos enteros quedaron sumergidos tras el desbordamiento del río Chico. Un niño de 10 años murió en un deslizamiento en Nueva Vizcaya y otros menores se cuentan entre los fallecidos. El portavoz regional Alvin Ayson afirmó que “las comunicaciones y el acceso vial permanecen interrumpidos, lo que dificulta la llegada de ayuda humanitaria”.
En Catanduanes, el suministro de agua podría tardar hasta 20 días en restablecerse, mientras que en Isabela una comunidad de 6 000 habitantes seguía aislada este martes. Las autoridades locales habilitaron más de 500 centros de evacuación para los damnificados y distribuyen alimentos y medicinas en colaboración con la Cruz Roja Filipina.
El tifón se degradó a tormenta tropical severa al aproximarse a Taiwán, donde más de 3 000 personas fueron evacuadas y el gobierno emitió una alerta terrestre por lluvias que podrían superar los 400 milímetros en 24 horas, según el Servicio Meteorológico Central. El presidente Lai Ching-te instó a “evitar zonas montañosas y costeras” y garantizó apoyo logístico a las autoridades locales.








