Los operativos, liderados por agentes del ICE, están dirigidos a personas cuyas solicitudes de asilo han sido rechazadas o que aún no han resuelto su situación legal.
En medio de un nuevo endurecimiento de las políticas migratorias, se han vuelto comunes las detenciones de migrantes a la salida de cortes de inmigración en Estados Unidos.
El caso de Oscar Gato Sánchez, un joven cubano de 25 años, ha puesto rostro al drama. Tras asistir a una audiencia en Houston, fue arrestado por agentes vestidos de civil sin identificación visible. “¡Soy un ciudadano cubano injustamente arrestado!”, gritó al ser subido a una camioneta gris sin logos oficiales. Fue trasladado al centro de detención en Conroe, a 80 kilómetros al norte.
Su tía, Olaidys Sánchez, residente legal en Texas, presenció la escena entre llantos y crisis nerviosa. “No sé qué voy a hacer”, alcanzó a decir mientras otros familiares intentaban consolarla. Defensores de derechos humanos han denunciado que estas redadas violan principios de debido proceso y aumentan la vulnerabilidad de quienes buscan protección legal.
Las organizaciones civiles acusan al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de llevar a cabo operativos discretos, sin notificación previa, y de ocultar identidades para evitar protestas. La política ha sido calificada por algunos abogados como una “cacería legalizada” que criminaliza el ejercicio del derecho al asilo.