Las autoridades pakistaníes calificaron la operación como un “acto de guerra no provocado” y dieron plena autoridad a sus Fuerzas Armadas para responder “en el momento y lugar que consideren oportuno”.
El gobierno de Pakistán autorizó una “respuesta apropiada” tras los ataques aéreos lanzados por la India el martes 6 de mayo en la región de Cachemira bajo control paquistaní, que dejaron al menos 26 personas muertas, incluidos civiles, según informaron fuentes del Ejército y el Comité de Seguridad Nacional de ese país.
Según Islamabad, los bombardeos afectaron zonas residenciales en Muzaffarabad y el valle de Neelum, causando también la destrucción de infraestructura básica.
Mientras tanto, el gobierno indio justificó la ofensiva —denominada “Operación Sindoor”— como una respuesta directa al atentado del 22 de abril en Pahalgam (Cachemira india), donde murieron 26 personas, la mayoría turistas hindúes. Nueva Delhi aseguró que sus ataques se centraron en instalaciones operadas por los grupos terroristas Lashkar-e-Taiba y Jaish-e-Mohammed, y que no fueron dirigidos contra instalaciones militares del ejército pakistaní.
En la respuesta inicial, el Ejército de Pakistán afirmó haber derribado cinco cazas indios y varios drones de reconocimiento, además de haber iniciado bombardeos en sectores estratégicos de la Línea de Control.
Hasta el momento, medios locales reportan más de una decena de heridos en ambos lados de la frontera. Organismos internacionales como Naciones Unidas, la Casa Blanca y el Ministerio de Exteriores chino han pedido contención inmediata para evitar una escalada entre estas dos potencias nucleares, que mantienen una tensa disputa histórica sobre el territorio de Cachemira.