Según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, este delito ocupa el cuarto lugar a nivel mundial, después del narcotráfico, el comercio ilegal de armas y la trata de personas.
En un esfuerzo interinstitucional, las autoridades ambientales de Bogotá y Cundinamarca anunciaron una campaña conjunta de control y sensibilización contra el tráfico de fauna silvestre durante la semana de receso escolar. Debido a que durante el 2024, en Bogotá y Cundinamarca fueron rescatados más de 600 ejemplares de fauna silvestre, cifra que, aunque representa una reducción del 28% frente a 2023, sigue siendo preocupante.
Seis de cada diez animales recuperados son aves, en especial loros, pericos y guacamayas. “Cada animal cumple un rol vital en el equilibrio natural: dispersan semillas, controlan plagas y mantienen la salud de los hábitats. Sacarlos de su entorno no solo amenaza la biodiversidad, también expone a las personas a enfermedades zoonóticas”, explicó Carlos Eduardo Rodríguez, director de Evaluación, Seguimiento y Control Ambiental de la CAR.
La CAR Cundinamarca, Corpoguavio, Corporinoquía, la Unidad de Parques Nacionales Naturales, la Secretaría Distrital de Ambiente y la Gobernación departamental, recordaron que Bogotá y Cundinamarca se han convertido en un punto clave dentro de las 37 rutas de comercialización ilegal identificadas en el país. Animales provenientes de Atlántico, Arauca, Bolívar, César, Córdoba, Guaviare, Magdalena, Meta y Santander han sido recuperados en la capital y en zonas rurales del departamento.
Generalmente, el tráfico se incrementa en temporadas vacacionales debido a la movilidad de turistas y al aprovechamiento de comerciantes ilegales que ofrecen aves, reptiles, mamíferos e insectos como mascotas, recuerdos o incluso ingredientes para la preparación de alimentos.
Finalmente, los entes ambientales recordaron que el tráfico ilegal de fauna silvestre está tipificado en la legislación colombiana con sanciones de hasta 40.000 salarios mínimos y penas de prisión de hasta 11 años. Invitaron a la ciudadanía a denunciar cualquier actividad sospechosa a través de las líneas de atención dispuestas. “Cada denuncia puede salvar la vida de un animal y proteger los ecosistemas que compartimos”, concluyó Rodríguez.