En Colombia, más de 100.000 personas siguen desaparecidas en el marco del conflicto armado. La UBPD las busca desde el enfoque humanitario, no judicial, con el derecho a la verdad como brújula.
En Colombia hay familias que llevan más de 20 años buscando a una hija, un padre, un hermano que desapareció sin dejar rastro. No tienen una foto, ni una tumba. A veces, solo un nombre, un recuerdo borroso y una pregunta que sigue intacta: ¿dónde está?
Para aquellas familias existe la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), una entidad nacida del Acuerdo Final de Paz de 2016. Su labor no es juzgar ni sancionar, sino acompañar y buscar. Un trabajo humanitario y extrajudicial que se enfoca en aliviar el sufrimiento de quienes han vivido demasiado tiempo con la incertidumbre.
“Nosotros no buscamos responsables, buscamos a las personas desaparecidas, priorizando siempre el alivio de las familias y comunidades afectadas”, explica Alberto Moreno, coordinador del Grupo Interno de Trabajo Territorial (GITT) para Bogotá, Cundinamarca y Amazonas, en entrevista con El Dorado Noticias.
En esta región, la UBPD busca a más de 6.500 personas desaparecidas, de las cuales 2.286 están en Cundinamarca, un departamento que no siempre ha sido reconocido como epicentro del conflicto, pero que sí ha sido profundamente afectado por sus impactos.
Moreno detalla que “la desaparición forzada afecta los proyectos de vida individuales, y también los comunitarios. Por eso, la búsqueda no empieza con la entidad: empieza con las familias, con las mujeres, con los procesos locales de resistencia”.
En lugares como La Palma, Pasca, Fusagasugá y en cementerios como el del Sur en Bogotá, la UBPD ha recuperado cuerpos, facilitado entregas dignas y abierto espacios para que las víctimas sean escuchadas. La búsqueda no se limita a documentos o datos: es un proceso territorial, diferencial y con enfoque de género.
“La mujer ha sido clave en los procesos de búsqueda. Su liderazgo ha permitido entrar a territorios vedados y mantener viva la exigencia de verdad”, afirma Moreno.
Pero, ¿qué pasa cuando no hay solicitud formal de búsqueda? La UBPD tiene respuesta: “trabajamos con juntas de acción comunal, alcaldías, personerías y organizaciones sociales para detectar posibles casos. También recibimos solicitudes por teléfono, correo o WhatsApp”.
Y añade: “toda información recibida se maneja con confidencialidad. Nuestro mandato no implica consecuencias judiciales, ni para quien busca, ni para quién aporta información”.
Más allá de cifras, más allá de informes, esta es una labor que toca vidas. ”Esta entidad (la UBPD) se hace dueña del dolor de los demás. Somos testigos de todo el esfuerzo y el trabajo que vienen brindando, de cuánta lucha han tenido para con nuestra familia en la búsqueda de mi hermano” (testimonio de Carlos para la UBPD)
La UBPD sigue buscando. Porque mientras una sola familia siga esperando, la paz será tarea pendiente.