El incendio forestal que afectó a los municipios de Bojacá y Mosquera ha causado la destrucción de aproximadamente 1.200 hectáreas, según el reporte del capitán Álvaro Farfán, delegado departamental de Bomberos de Cundinamarca. Aunque el fuego ha sido controlado en un 90%, las labores de vigilancia y control continúan.Las operaciones iniciaron hace tres días, apoyadas por dos helicópteros de la Fuerza Aérea, equipados con el sistema Bambi Bucket. Estos han realizado más de 70 descargas de agua y líquido retardante sobre las áreas más críticas. Las autoridades también han desplegado unidades en tierra para combatir los últimos focos del incendio.La vereda Barro Blanco, en Bojacá, ha sido una de las zonas más afectadas, con la intervención directa de bomberos y personal técnico que monitorea la situación. La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) ha coordinado el trabajo de las autoridades locales y regionales para mitigar los daños y evitar su expansión.Las condiciones climáticas han dificultado las labores de extinción, pero el equipo en campo continúa trabajando para asegurar que el incendio no recobre fuerza. El apoyo de los helicópteros ha sido clave en evitar que las llamas se propaguen a otras zonas vulnerables.Este esfuerzo conjunto entre la Fuerza Aérea y los bomberos de Cundinamarca ha logrado reducir el impacto del incendio, beneficiando a los residentes y la biodiversidad de la región. Sin embargo, se mantiene la vigilancia constante hasta la extinción total de las llamas.
Por: Alison Infante