Las órdenes de detención emitidas por la Corte Penal Internacional (CPI) contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su exministro de Defensa, Yoav Gallant, han generado reacciones encontradas a nivel mundial.Países miembros del Estatuto de Roma, como Sudáfrica y los Países Bajos, han respaldado la medida y reafirmado su compromiso con el Derecho Internacional. Por otro lado, Estados Unidos rechazó categóricamente la decisión, calificándola de precipitada y sin fundamento jurídico.El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó de “antisemita” la orden de arresto emitida en su contra por la Corte Penal Internacional (CPI), comparándola con un nuevo “juicio Dreyfus”.En una declaración oficial, Netanyahu afirmó que Israel rechaza “con repugnancia las absurdas y falsas acciones que la CPI ha instigado en su contra”, señalando que la justicia internacional se está convirtiendo en un “hazmerreír”. El presidente israelí, Isaac Herzog, también expresó su descontento, describiendo la decisión como un “día negro para la justicia” y para la humanidad.En Europa, Josep Borrell, Alto Representante de Política Exterior de la Unión Europea, subrayó desde Jordania que la orden es “vinculante” para los Estados miembro y pidió su cumplimiento. Países Bajos declaró que aplicará plenamente sus compromisos internacionales, mientras que Noruega destacó la importancia de garantizar juicios justos. En contraste, Estados Unidos aseguró que la CPI carece de jurisdicción sobre Israel y cuestionó los procedimientos que llevaron a la decisión.En América Latina, las posturas fueron igualmente polarizadas. El presidente colombiano, Gustavo Petro, calificó la medida como “lógica” y llamó a la comunidad internacional a acatar, mientras que el mandatario argentino, Javier Milei, expresó su “profundo desacuerdo”, argumentando que criminaliza el derecho de Israel a defenderse contra organizaciones como Hamás
Por: Alfredo Vidal