Han pasado mil días desde que Rusia inició su invasión a Ucrania el 24 de febrero de 2022, desencadenando una guerra de desgaste que continúa redefiniendo el panorama global. Aunque Ucrania ha logrado avances significativos, como replegar al Ejército ruso al sur del río Dniéper y realizar contraataques en Kursk, grandes zonas del este, incluidas Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón, permanecen bajo control ruso.

Crisis humanitaria sin precedentes

Con más de 10 millones de desplazados, el conflicto ha provocado una de las mayores crisis humanitarias del mundo, según ACNUR. De esta cifra, 6,7 millones de ucranianos han buscado refugio en países europeos, mientras que 170.000 personas han abandonado sus hogares en el este desde agosto de 2024. Actualmente, el 40% de la población ucraniana depende de ayuda humanitaria, para lo cual la ONU estima que se requieren 4 mil millones de euros para cubrir necesidades básicas.

Resiliencia económica rusa

A pesar de las sanciones internacionales, Rusia ha logrado mantener su economía gracias a una estrategia de guerra, apoyada por China e India, y el aumento de los precios del gas natural. Aunque las sanciones sobre combustibles fósiles han reducido ingresos, Moscú ha utilizado desvíos a terceros países para mantener exportaciones clave, logrando mitigar el impacto económico previsto.

Ayuda internacional récord

Estados Unidos lidera el apoyo a Ucrania con casi 85 mil millones de euros en ayuda desde el inicio del conflicto, según el Instituto de Economía Mundial de Kiel. La Unión Europea y sus miembros han aportado más de 100 mil millones de euros en asistencia económica, humanitaria y militar, consolidando a Ucrania como el receptor de uno de los mayores esfuerzos internacionales de apoyo en la historia reciente.

Con un conflicto sin señales de resolución inmediata, la guerra en Ucrania continúa impactando profundamente tanto a nivel regional como global, marcando un capítulo crucial en la geopolítica contemporánea.