El documental, que recoge los ecos del pasado, se convierte en una lección de resistencia, verdad y memoria.
En distintos rincones del país, instituciones y organizaciones tejen la paz desde el arte. A través del cine, el teatro, la música y otras expresiones culturales, buscan reconstruir el tejido social y sanar las heridas que dejó la violencia.
Uno de esos esfuerzos se refleja en el documental “La tierra comenzó a hablar”, una producción de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que revive la memoria de la Comuna 13 de Medellín, uno de los territorios más golpeados por el conflicto armado. La pieza audiovisual da cuenta de testimonios de víctimas, defensores de derechos humanos, magistrados y forenses para reconstruir la historia a partir de archivos y recuerdos de quienes durante más de dos décadas han buscado a sus familiares desaparecidos.
El magistrado Gustavo Salazar Arbeláez, de la Sección de Ausencia de Reconocimiento de la JEP, explicó en diálogo con El Tren de la Mañana que “el documental tiene dos propósitos: responder a la necesidad de las víctimas visibilizando su esfuerzo, su lucha, su búsqueda, su sufrimiento y resiliencia; y mostrar el trabajo de la JEP en una intervención compleja como la búsqueda en La Escombrera, donde se han removido cerca de 60.000 metros cúbicos de material”.
En su relato, Salazar resaltó el papel fundamental de las mujeres buscadoras y dijo que con el documental buscan “registrar su búsqueda, su dolor y su resistencia. Muchas han perdido a varios familiares y llevan 23 años de lucha incansable”. De igual forma, desde la JEP exaltan a las madres, hermanas e hijas quienes se convirtieron en el corazón de esta historia y en símbolo de la persistencia por la verdad.
El magistrado también insistió en la importancia de que las nuevas generaciones conozcan lo ocurrido dado que “la historia debe tener un efecto de elección. Saberla es esencial para no repetirla. Primero está la verdad, saber lo que ocurrió, y luego la memoria. Sin verdad no hay memoria posible”, afirmó.
Finalmente, desde la Jurisdicción recordaron que el avance de las investigaciones en La Escombrera, uno de los lugares más emblemáticos en la búsqueda de desaparecidos, solo fue posible gracias a la persistencia de las mujeres. “Su lucha demuestra que organizarse y alzar la voz es esencial. Como Estado, reconocemos que la ciudadanía debe exigir sus derechos, porque solo así el Estado actúa mejor y con mayor prontitud”, concluyó Salazar.