Según el gobierno de Benjamín Netanyahu, el Plan de Paz para Gaza avanza con la devolución de rehenes y el ingreso de ayuda humanitaria; sin embargo, atribuye la crisis en el enclave a la gestión de Hamás.
En entrevista con El Tren de la Mañana, el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Roni Kaplan, afirmó que la prioridad del Gobierno israelí en la implementación del Plan de Paz es la recuperación de los cuerpos de 21 secuestrados que permanecen en Gaza. Según explicó, el país ha recibido “20 rehenes con vida” y “tres cuerpos identificados” en las últimas horas, mientras mantiene su despliegue militar en las zonas fronterizas bajo el esquema de seguridad acordado.
En ese contexto, Kaplan aseguró que “el Medio Oriente hoy es un lugar más esperanzador”, al sostener que Hamás dejó de ser el régimen dominante en la Franja y que el objetivo del acuerdo es “devolver la estabilidad y la posibilidad de reconstrucción a Gaza”. Añadió que el cese al fuego se sostiene sobre tres pilares: el retorno de los secuestrados, la desmilitarización del enclave y la reconstrucción bajo supervisión internacional.
Sin embargo, respecto a la situación humanitaria, el vocero indicó que Israel ha permitido el ingreso de 600 camiones diarios con alimentos y suministros, y más de 2,2 millones de toneladas de ayuda desde el inicio del conflicto. “La razón por la cual hay hambre en Gaza no es Israel, sino Hamás, que robó la comida y la revendió”, afirmó. No obstante, cifras de la ONU y la Media Luna Roja contradicen esta versión, al advertir que más del 70 % de la población gazatí padece inseguridad alimentaria grave y que el acceso a medicamentos sigue restringido por bloqueos intermitentes en los pasos fronterizos.
Por otra parte, ante las denuncias por uso excesivo de la fuerza, Kaplan sostuvo que el Ejército israelí “pidió millones de veces a los civiles evacuar las zonas de combate”, sacrificando la sorpresa operacional “para salvar vidas inocentes”. De acuerdo con datos de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), más de 36.000 palestinos han muerto desde el inicio de la ofensiva en 2023, la mayoría civiles, mientras que Israel reporta más de 1.400 muertos y 7.000 heridos tras los ataques iniciales de Hamás.
Finalmente, el portavoz reiteró que Israel “no busca la guerra, sino garantizar su supervivencia”, y reconoció el desgaste diplomático internacional por lo que calificó como “una industria de mentiras” en torno a las acciones del país. Aun así, enfatizó que “la paz depende de que Gaza no vuelva a ser gobernada por un grupo terrorista”.