Los líderes del G20 aprobaron en Johannesburgo una declaración conjunta que pide soluciones pacíficas a los conflictos en Sudán, RDC, Palestina y Ucrania, y acuerda reforzar la seguridad de la cadena de suministro de minerales críticos ante riesgos geopolíticos.
La cumbre anual del G20, realizada este sábado en Johannesburgo, Sudáfrica, concluyó con la adopción unánime de una declaración conjunta que aborda dos prioridades globales: avanzar hacia una paz duradera en los principales escenarios de conflicto y fortalecer las cadenas de suministro de minerales críticos, fundamentales para la transición energética y la estabilidad económica mundial.
Bajo la presidencia sudafricana, los Estados miembros reiteraron su compromiso de impulsar soluciones diplomáticas en Sudán, la República Democrática del Congo, los Territorios Palestinos Ocupados y Ucrania, señalados como los conflictos más urgentes del momento. El documento subraya que cualquier respuesta debe alinearse con los principios de la Carta de las Naciones Unidas, resaltando la necesidad de evitar el uso de la fuerza y promover mecanismos de resolución pacífica.
En materia económica, el grupo advirtió sobre los riesgos derivados de tensiones geopolíticas, restricciones comerciales y la alta concentración de la producción de minerales estratégicos en un número limitado de países. La declaración enfatiza la importancia de diversificar proveedores, garantizar transparencia en la cadena de valor y aumentar la resiliencia ante interrupciones por conflictos, sanciones, desastres naturales o nuevas crisis sanitarias.
La declaración fue adoptada pese a las notorias ausencias de líderes internacionales, entre ellos el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el presidente de China, Xi Jinping; el mandatario ruso, Vladimir Putin; y el presidente argentino, Javier Milei. Aun así, más de 40 delegaciones participaron, permitiendo retomar una agenda multilateral que en años recientes había enfrentado estancamientos por tensiones globales.
Sudáfrica destacó que el consenso alcanzado refleja la voluntad del G20 de mantener el multilateralismo como eje de la cooperación internacional, en un contexto marcado por conflictos prolongados y una creciente disputa por recursos estratégicos.








