En un acto solemne y cargado de simbolismo, su ataúd fue llevado a hombros por los ‘sediarios’ pontificios, escoltado por la Guardia Suiza, y ubicado frente al Altar de la Confesión, epicentro espiritual del catolicismo.
A las 9:00 de la mañana, hora de Roma (7:00 GMT), el féretro del papa Francisco fue trasladado desde la capilla de la Casa Santa Marta hasta la Basílica de San Pedro, donde permanece en capilla ardiente pública antes de su funeral el sábado siguiente.
La ceremonia de la “traslación” fue presidida por el cardenal camarlengo Kevin Farrell, quien en su mensaje destacó: “Grandemente conmovidos acompañamos los restos mortales de nuestro papa Francisco… damos gracias al Señor por los innumerables dones que por medio de su siervo el Papa Francisco ha dado al pueblo cristiano”. La ceremonia marcó el inicio de la capilla ardiente pública, donde miles de fieles comenzarán a rendirle homenaje.
Francisco será sepultado, según su testamento, en la Basílica de Santa María la Mayor, en una tumba sencilla con su nombre en latín: Franciscus. Durante su pontificado, promovió reformas internas en la Iglesia, así como mensajes enfocados en la paz, la justicia social y el medio ambiente.