El Congreso de Estados Unidos aprobó un recorte de 9.000 millones de dólares, afectando programas de ayuda internacional y fondos para medios públicos, como parte de un plan fiscal impulsado por el presidente Donald Trump.
La decisión, avalada por la mayoría republicana, elimina recursos que estaban dirigidos a países afectados por guerras, epidemias y desastres naturales, así como 1.100 millones de dólares asignados a radiodifusión pública para los próximos dos años. “Con esta votación cumplimos la promesa de controlar el gasto y hacer el gobierno más eficiente”, aseguró el presidente de la Cámara, Mike Johnson, en un comunicado difundido desde el Capitolio.
Expertos advierten que la decisión podría tener consecuencias globales. María Jiménez, directora de un programa de salud en Sudán del Sur, afirmó: “Dependíamos de esos fondos para mantener abiertos hospitales de campaña en zonas de conflicto; ahora tememos un colapso”.
La iniciativa aún debe ser discutida en el Senado, donde algunos senadores, como Susan Collins, han expresado dudas por el impacto sobre programas de salud y educación comunitaria. Mientras tanto, organizaciones humanitarias alertan sobre el posible aumento de riesgos para poblaciones vulnerables en más de 30 países receptores de ayuda estadounidense.